¿España va bien?

En estos días se está hablando mucho de los Presupuestos Generales del Estado y me gustaría reseñar un punto: el aumento del porcentaje que se destina a investigación y desarrollo.

Quizá no sea uno de los puntos más debatidos en el hemiciclo, pero desde luego resulta chocante oír y ver a la gente de la calle cómo se asombra de las invenciones que realizan nuestros vecinos europeos, como si de extraterrestres se tratase.

¿Es que hasta ahora nadie había pensado que el verdadero problema reside en nuestro propio país? ¿Es que nadie se había preguntado antes por qué los científicos y...

En estos días se está hablando mucho de los Presupuestos Generales del Estado y me gustaría reseñar un punto: el aumento del porcentaje que se destina a investigación y desarrollo.

Quizá no sea uno de los puntos más debatidos en el hemiciclo, pero desde luego resulta chocante oír y ver a la gente de la calle cómo se asombra de las invenciones que realizan nuestros vecinos europeos, como si de extraterrestres se tratase.

¿Es que hasta ahora nadie había pensado que el verdadero problema reside en nuestro propio país? ¿Es que nadie se había preguntado antes por qué los científicos y tecnólogos españoles han de irse a otros países a poner su conocimiento al servicio de un Estado que no es el suyo?

Esos inventos que nos venden nuestros vecinos los podríamos realizar en España, podríamos ser una nación puntera en nuevas tecnologías, ya que medios humanos no nos faltan, pero por lo visto es mejor exportar esos cerebros. De tal manera que no sólo les regalamos la materia prima, sino que, encima, somos sus principales importadores.

¿Estas grandes inversiones solucionarán algo de este problema? Desde luego, temporalmente. Llegan muy tarde, demasiado quizás, en la línea de lo que España hace siempre. Si a esto añadimos que el 40% de esa inversión en I+D está destinada a uso exclusivamente militar, el resultado es el mismo panorama: estamos en la retaguardia de los países desarrollados tecnológica y científicamente.