EE UU dispone de tropas en la zona para acciones limitadas

El Pentágono sólo aumenta de 20.000 a 28.000 los soldados desplegados en torno a Afganistán

El despliegue militar del Pentágono en torno a Afganistán es amplio y potente, pero no demoledor. El Departamento de Defensa de EE UU apenas ha incrementado de 20.000 a 28.000 el número de soldados desplazados a la zona, una cifra en nada parecida al despliegue de 250.000 soldados aliados durante los preparativos de la guerra del Golfo. Aun así, los aviones de combate y los barcos de guerra dan a Bush la opción de ordenar ataques quirúrgicos inmediatos.

El Gobierno de EE UU se esfuerza en repetir que se trata de 'otro tipo de guerra', como explican desde el presidente Geor...

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El despliegue militar del Pentágono en torno a Afganistán es amplio y potente, pero no demoledor. El Departamento de Defensa de EE UU apenas ha incrementado de 20.000 a 28.000 el número de soldados desplazados a la zona, una cifra en nada parecida al despliegue de 250.000 soldados aliados durante los preparativos de la guerra del Golfo. Aun así, los aviones de combate y los barcos de guerra dan a Bush la opción de ordenar ataques quirúrgicos inmediatos.

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El Gobierno de EE UU se esfuerza en repetir que se trata de 'otro tipo de guerra', como explican desde el presidente George W. Bush hasta el hombre que firma las órdenes de despliegue, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.

La matemática militar da resultados precisos: hay fuerzas suficientes para un ataque inmediato, pero el despliegue no permite operaciones a gran escala. De momento, la presencia de EE UU en la zona no es suficiente para que se cumpla la máxima militar según la cual una guerra se gana haciéndose poco a poco con el territorio enemigo.

El Pentágono puede responder inmediatamente a una orden de Bush para bombardear lugares precisos en Afganistán, pero falta la garantía de que el lugar bombardeado sea el correcto: los servicios de inteligencia carecen de información fiable, como quedó demostrado en las operaciones -fracasa-das- que Bill Clinton ordenó en 1998.

Hay dos problemas añadidos. La orografía del terreno, cavernoso y en ocasiones inexpugnable, limita las opciones militares. Además, las condiciones climatológicas sólo van a empeorar a partir de ahora.

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Según el The New York Times, los estrategas militares de Clinton y de George W. Bush coinciden en una definición sarcástica y resignada de la situación actual: 'Se llama AOS, All Options Stink (Todas las opciones apestan)'. Otro alto cargo del Ejército reconoce que no existe 'una opción que no nos haga parecer inútiles'.

En todo caso, la vía militar está abierta para ataques en cualquier momento, por limitados e inservibles que puedan llegar a ser. EE UU necesita todavía apoyo logístico en países de la zona para operaciones a mayor escala, pero los portaaviones le dan ya una primera opción. Los F-14 y F-18 que llevan a bordo pueden despegar en cualquier momento y pueden mantener bombardeos continuados durante varios días. Bush ha enviado también bombarderos B-1 y B-52 (los mismos que empleó en Vietnam) a la isla Diego García. Esta colonia británica está situada a miles de kilómetros de Afganistán, pero los aviones tienen suficiente autonomía para llegar, bombardear y regresar.

En total, el despliegue estadounidense incluye 28.000 efectivos, más de 20 barcos de guerra y unos 300 aviones. Puede parecer imponente, pero no lo es: desde hace 10 años, EE UU mantiene permanentemente en la zona 20.000 soldados, 200 aviones y al menos un portaaviones con todo su séquito,que incluye desde cruceros y destructores hasta submarinos.

El grueso del despliegue está formado por efectivos de la Marina y la Fuerza Aérea. Se calcula que sólo hay en torno a 4.000 efectivos del Ejército de Tierra, dedicados a labores de vigilancia y apoyo. Hay también un número indeterminado -secreto- de unidades de operaciones especiales, que aparentemente realizan trabajos de logística para la planificación de ataques aéreos.

Los números son ridículos en comparación con los de la guerra del Golfo y descartan de momento operaciones extensas. Como dice un mando del Pentágono en el diario neoyorquino, todas las opciones son, ahora mismo, 'imperfectas y arriesgadas'.

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