Londres pide una acción para cortar los fondos a los terroristas

El Reino Unido está echando leña al fuego en todos los frentes. En el diplomático, el primer ministro, Tony Blair, se ha embarcado en una frenética carrera para forjar la gran coalición internacional contra el terrorismo. En el financiero, el ministro de Finanzas, Gordon Brown, envió a la banca una lista de personas sospechosas de colaborar con Bin Laden y suministrarle fondos. De inmediato, Barclays Bank congeló la cuenta -inactiva desde hace meses- a nombre de un sospechoso pendiente de ser extraditado a EE UU.

'Hemos cerrado una cuenta bancaria vinculada el martes; pero existen otros...

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El Reino Unido está echando leña al fuego en todos los frentes. En el diplomático, el primer ministro, Tony Blair, se ha embarcado en una frenética carrera para forjar la gran coalición internacional contra el terrorismo. En el financiero, el ministro de Finanzas, Gordon Brown, envió a la banca una lista de personas sospechosas de colaborar con Bin Laden y suministrarle fondos. De inmediato, Barclays Bank congeló la cuenta -inactiva desde hace meses- a nombre de un sospechoso pendiente de ser extraditado a EE UU.

'Hemos cerrado una cuenta bancaria vinculada el martes; pero existen otros países en el mundo que no han tomado estas medidas', dijo Brown a la cadena de televisión Sky News. 'Queremos una acción concertada para cortar los fondos a los terroristas. Tienen que tener sus finanzas en algún sitio y tienen acceso a su dinero a través de cuentas bancarias que podemos cerrar', agregó.

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El ministro de Economía insistió en que son necesarias 'instituciones financieras internacionales para las que sea obligatorio informar sobre las transacciones que les parezcan sospechosas'.

Tony Blair habló por teléfono el martes con su homólogo chino, Yang Zemin, y recibió luego en Londres a los líderes de Nigeria, Mozambique, Tanzania, Senegal, Ghana y Botsuana, que suscribieron un comunicado llamando a 'desmantelar las redes terroristas allí donde estén'.

Agresiones a musulmanes

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Ayer se entrevistó con el primer ministro irlandés, Bertie Ahern, y viajó luego a Berlín para despachar con el canciller federal, Gerhard Schröder. Hoy desayunará en París con el presidente de la República, Jacques Chirac, antes de volar a Nueva York -allí visitará los restos de las Torres Gemelas, donde se teme que hay más de 300 británicos enterrados- y Washington, donde se entrevistará con el presidente, George W. Bush. Mañana asistirá en Bruselas al Consejo Europeo extraordinario.

La actividad de Blair es coherente con el papel jugado hasta ahora por el Reino Unido, siempre un paso por delante del resto de socios europeos en su apoyo a EE UU, pero también un paso por detrás de los llamamientos más belicistas de Washington. Londres se ha comprometido con el amigo americano, pero intenta implicar en la operación a la comunidad internacional. En parte porque considera que hay que ayudar a EE UU y, en parte, porque ésa es la mejor manera de atemperar los excesos que pueden llegar a producirse si no hay un entorno internacional que modere la reacción de Washington.

En el Reino Unido viven miles de musulmanes y una de las principales preocupaciones del Gobierno es evitar que el ataque terrorista acabe convirtiéndose en un salvoconducto para el racismo. Las agresiones a musulmanes, aunque aisladas, han salpicado ya al país. Ha habido asaltos individuales y también a dos mezquitas, en Belfast y Manchester.

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