Reportaje:

Mochilas magulladas

Los cooperantes heridos en Perú, que regresaron ayer, mantienen intacto su compromiso solidario

Acordado entre ellos o no, lo cierto es que la mayoría descendió ayer del avión en el aeropuerto de San Pablo, en Sevilla, con un atuendo inconfundible: una camiseta gris con la leyenda de Guama Poma, la organización peruana contraparte de la española Solidaridad Internacional, a la que elogiaron apasionadamente por la labor que desplegó nada más enterarse del accidente. 'Pusieron poco menos que el Perú en alerta', relató ayer Alfred Tuduri, un catalán afincado en Sevilla, donde es socio de una cafetería y un pub.

Pero otro detalle, nada buscado desde luego, diferenciaba a casi todos lo...

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Acordado entre ellos o no, lo cierto es que la mayoría descendió ayer del avión en el aeropuerto de San Pablo, en Sevilla, con un atuendo inconfundible: una camiseta gris con la leyenda de Guama Poma, la organización peruana contraparte de la española Solidaridad Internacional, a la que elogiaron apasionadamente por la labor que desplegó nada más enterarse del accidente. 'Pusieron poco menos que el Perú en alerta', relató ayer Alfred Tuduri, un catalán afincado en Sevilla, donde es socio de una cafetería y un pub.

Pero otro detalle, nada buscado desde luego, diferenciaba a casi todos los integrantes del grupo de cooperantes, que sufrieron un aparatoso accidente de autobús en Perú el pasado miércoles, del resto del pasaje aéreo que les acompañó desde Madrid, adonde habían llegado en un avión desde Lima. Magulladuras, cortes, cojeras o signos de dolor al menor movimiento y, planeando sobre ello, la sensación de haber vuelto a nacer, de disponer de la oportunidad que se le negó a su compañero Ángel Gonzálvez Solís, la única víctima mortal del siniestro.

'Por suerte, entrecomillada, en el precipicio que nos tocó caernos no era de los más duros', narraba ayer Tuduri. Y proseguía: 'Y tuvimos la suerte una vez más de que un árbol nos parara después de las vueltas ante un precipicio de verdad'. Se ayudaron a salir como pudieron hasta que los operarios de una obra alertaron del accidente a los servicios de un pueblo cercano, el mismo donde esperaban desayunar 20 minutos después.

Tuduri alabó ayer la labor del personal sanitario del hospital de Cuzco, que llegó a ponerse en alerta verde tras la llegada de los 14 accidentadas. Ángel, el décimoquinto viajero de la ONG, no salió con vida. Ayer, el presidente de Solidaridad Internacional en Sevilla, Manuel Martínez Ocón, invocó su memoria con emoción: 'En un principio me cuestioné si seguiríamos con este tipo de proyectos, pero nos ha llamado mucha gente para pedir que siguiéramos y creo que es el mejor homenaje que le podemos hacer a Ángel'.

Francisco Briceño, un informático de San Fernando (Cádiz) al que sus compañeros de la expedición conocen por Curro, fue el último en recibir el alta de los 12 que regresaron ayer de Lima. En el hospital en Cuzco permanecen aún dos compañeros - la sevillana Dolores Rivero y el malagueño Luis González-, aunque el presidente de Solidaridad Internacional en Sevilla, Manuel Martínez Ocón, dijo que el alta de la primera era inminente. A González le queda algo más: entre 10 o 15 días. Ni Briceño ni los demás, quieren empañar la experiencia anterior al siniestro, casi todos se han traído material para seguir trabajando en cooperación: 'Iba todo de maravilla y..'

Alfred Tuduri se apoyaba ayer en dos amigos a su llegada al aeropuerto de San Pablo.ENCARNI MARÍN
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