El Ejecutivo estima que 40.000 trabajadores sufren estrés laboral en Euskadi

Iztueta inauguró el curso de verano de la UPV Estrés en el trabajo: Incidencia y prevención en el Palacio Miramar de San Sebastián, donde advirtió que este mal es el segundo problema de salud más importante relacionado con el trabajo -el primero son los trastornos musculo-esqueléticos-, pese a lo cual no está reconocido oficialmente como una enfermedad profesional. La consejera resaltó además que el estrés laboral repercute de forma negativa tanto en la salud de los trabajadores como en la propia productividad de las empresas y abogó por luchar contra él 'democratizando el trabajo', es ...

Iztueta inauguró el curso de verano de la UPV Estrés en el trabajo: Incidencia y prevención en el Palacio Miramar de San Sebastián, donde advirtió que este mal es el segundo problema de salud más importante relacionado con el trabajo -el primero son los trastornos musculo-esqueléticos-, pese a lo cual no está reconocido oficialmente como una enfermedad profesional. La consejera resaltó además que el estrés laboral repercute de forma negativa tanto en la salud de los trabajadores como en la propia productividad de las empresas y abogó por luchar contra él 'democratizando el trabajo', es decir, con cambios en su organización.

El director del curso, el profesor de Psicología de la UPV Xabier San Sebastián, argumentó que la realidad socioeconómica y la globalización provocan una mayor competitividad, que, a su vez, traslada una mayor presión a las empresas, lo que propicia la aparición de casos de estrés laboral, 'un problema global' que afecta a todos los países, a las compañías privadas y públicas, a todas las profesiones y a todas las categorías de empleados.

San Sebastián subrayó también que el estrés laboral incide negativamente en la salud de los trabajadores y en el funcionamiento de las empresas. El profesor explicó que puede provocar en los trabajadores patologías tales como úlcera, asma, enfermedades coronarias, depresión, tabaquismo y alcoholismo. Los efectos perniciosos sobre las empresas se centran en el incremento del absentismo y de la siniestralidad, la reducción de la productividad, el aumento de la rotación de puesto y la insatisfacción con el desempeño del trabajo.

El director del curso aseguró que España, a diferencia de los países del centro y el norte de Europa, carece todavía de 'estudios concretos y fiables' que permitan determinar 'la magnitud y el alcance real' de esta enfermedad, teniendo en cuenta para ello variables como el tamaño de las empresas o la categoría profesional.

Iztueta se remitió por ello a la cuarta Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo, fechada en 1999 y según la cual el porcentaje de trabajadores que presenta síntomas de estrés es de un 5%. Extrapolando este dato, en la comunidad autónoma existen unos 40.000 afectados; en Navarra, 10.000, y en el País Vasco francés, 5.000.

En cambio, el responsable de Salud Laboral de ELA en Guipúzcoa, Iñigo Sagarna, considera más ajustados los datos que se extraen de la tercera Encuesta de Condiciones de Trabajo elaborada en el año 2000 por la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Trabajo y Vida, que habla de un 28% de trabajadores afectados por el estrés laboral. Ello significaría en Euskadi más de 230.000 personas.

En cualquier caso, San Sebastián, Iztueta y Sagarna coinciden en que estos estudios son necesarios para evaluar el problema del estrés laboral y poner en marcha medidas de prevención, muy escasas, cuando no inexistentes, en las empresas españolas.

El director del curso cree preciso un 'cambio de cultura' tanto en la Administración como en el mundo empresarial y sindical para atajar este mal. Y es que, según resaltó, muchas empresas 'todavía tienen que resolver problemas básicos de seguridad y salud laboral', por lo que afrontar los problemas psicológicos es considerado como 'un lujo asiático'.

San Sebastián advirtió de todas formas de que en los países europeos donde se están llevando a cabo acciones contra el estrés laboral se tiende a tratar a los trabajadores afectados, cuando 'lo eficaz' sería abordar su origen, es decir, las condiciones de trabajo que lo generan. El profesor reconoció que ello no se hace porque requeriría replantearse el tipo de trabajo, su organización y los modelos de liderazgo. Iztueta apostó por hacer frente al estrés modificando el estilo de mando y los canales de comunicación y promoción, entre otros aspectos.