Un incendio en la Mezquita de Córdoba destruye una parte de su archivo histórico

Las llamas acabaron con 25 legajos de los más de 5.000 depositados en el monumento

Un incendio, cuyas causas se desconocen, destruyó ayer una pequeña parte del archivo histórico de la Mezquita de Córdoba y desató una fuerte alarma en la ciudad. El fuego, rápidamente sofocado por los bomberos, afectó sólo a 25 legajos y documentos del siglo XIX que forman parte de los más de 5.000 que están depositados en el monumento hispano-musulmán. El canónigo archivero de la mezquita-catedral de Córdoba, Manuel Nieto Cumplido, señaló, visiblemente afectado, que el material destruido por las llamas no era importante, puesto que los documentos más delicados y de mayor valor se guardan en l...

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Un incendio, cuyas causas se desconocen, destruyó ayer una pequeña parte del archivo histórico de la Mezquita de Córdoba y desató una fuerte alarma en la ciudad. El fuego, rápidamente sofocado por los bomberos, afectó sólo a 25 legajos y documentos del siglo XIX que forman parte de los más de 5.000 que están depositados en el monumento hispano-musulmán. El canónigo archivero de la mezquita-catedral de Córdoba, Manuel Nieto Cumplido, señaló, visiblemente afectado, que el material destruido por las llamas no era importante, puesto que los documentos más delicados y de mayor valor se guardan en la planta baja del archivo. El fuego se sofocó en apenas media hora.

La noticia del incendio desató la alarma en la ciudad. Mientras los turistas continuaban sin interrupción la visita al monumento, sin más pistas sobre lo sucedido que el olor a quemado, la alcaldesa de la ciudad, Rosa Aguilar, se ausentó preocupada de un pleno del Ayuntamiento que presidía nada más conocer la noticia, acompañada del teniente de alcalde de Seguridad, Juan Pablo Serrano.

Rosa Aguilar informó a la Corporación, y al público que asistía a la sesión plenaria, de que abandonaba la misma porque le habían comunicado 'que la Mezquita está ardiendo'. En un primer momento la noticia llenó de angustia a los presentes. Ante el estupor de todos la alcaldesa se dirigió apresuradamente hacia el monumento, donde los bomberos ya habían controlado la situación.

El fuego se inició a las 13.20 horas en la zona sur de la Mezquita, la más próxima al río Guadalquivir, en una de las salas del archivo próximo al mihrab (lugar de oración orientado a la Meca), en la zona construida por el califa al-Hakam II en torno al año 966. Califa de Córdoba entre 961 y 976 e hijo y sucesor del mítico Abd ar-Rahman III, al-Hakam II promovió un extraordinario auge de las letras y las artes al que no fueron ajenas las obras en la Mezquita.

Vencedor de diversas incursiones de normandos y cristianos del norte de la Península, al-Hakam II incrementó la herencia territorial de su padre gracias, en gran medida, a la habilidad estratégica de su general Almanzor. Sin embargo, al-Hakam II no se quedó en un mero guerrero, sino que propició el intercambio de cultura entre cristianos y árabes. Traducciones al latín difundieron por Europa los avances culturales de los árabes.

Al archivo se accede por una puerta dorada, de discretas dimensiones, situada a la derecha del mihrab, que comunica con lo que fue el sabat, un antiguo pasadizo que conectaba el interior de la Mezquita con lo que hace 10 siglos era el alcázar omeya, residencia del califa. El archivo afectado tiene documentos datados a partir del siglo XIII.

Aunque se desconocen las causas que originaron el fuego, éste se produjo sobre unos documentos apilados cerca de una ventana, por lo que los bomberos suponen que puede haberse debido al reflejo del sol sobre los mismos. Otra hipótesis que se baraja, a falta de los resultados de la investigación de la Policía Científica, es que los legajos estuvieran impregnados de algún líquido inflamable procedente de la sala aneja, que está dedicada a la encuadernación. La posibilidad de un cortocircuito se descartó al comprobar que la instalación eléctrica funcionaba correctamente tras ser sofocado el fuego.

Cuando comenzó a arder el papel el archivo estaba vacío y cerrado. La alarma la dio el circuito de seguridad, que funcionó perfectamente, alertando a los servicios de vigilancia del monumento, que avisaron rápidamente a los bomberos.

La actuación de ocho miembros del Servicio de Extinción de Incendios del Ayuntamiento de Córdoba evitó males mayores. La habitación quedó algo deteriorada en la zona en la que se produjeron las llamas, pero varios factores jugaron a favor de la conservación del legado histórico que alberga, entre ellos el hecho de que los documentos se archivan en armarios metálicos cerrados, lo que impidió la extensión del fuego, que no afectó a las estructuras del edificio.

El archivero Nieto Cumplido señaló que el fuego ha destruido documentos del siglo XIX referidos a cuentas de la Iglesia y a correspondencia de la misma época, todo ello de escaso valor histórico. La parte más valiosa -manuscritos y la biblioteca- está en la zona inferior, que no se vio afectada en ningún momento.

Pese a que todo quedó en un susto, éste ha sido considerable. Por tres ventanas de la Mezquita salía una densa humareda que atrajo a decenas de curiosos, y la propia alcaldesa declaraba después de conocer los daños que 'la rápida actuación de los bomberos ha evitado un desastre'.

Rosa Aguilar fue uno de los pocos testigos presenciales del suceso. Esto se debió a que el Cabildo Catedralicio no permitió el acceso de fotógrafos, cámaras de televisión y periodistas al interior del archivo.

Constan por tanto, solamente, cara a la opinión pública, los testimonios de los asistentes, entre los que se encontraba el deán de la catedral cordobesa, Alonso García Molano, que informó de que la policía determinará las causas que provocaron el incendio.

La Mezquita, declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1984, es un bien propiedad de la Iglesia que está regido por el Cabildo Catedralicio de Córdoba, ya que el monumento alberga en su interior una catedral cristiana.

Alarma en la ciudad

La primera noticia que llegó al Ayuntamiento de Córdoba sobre el incendio de la Mezquita fue alarmante. Pronto cundió por la ciudad como una estela siniestra. A la alcaldesa, que en esos momentos celebraba un pleno conflictivo, le llegaron las primeras informaciones poco tiempo después de producirse el fuego. Rosa Aguilar reunió a los portavoces de los grupos municipales para decirles qué pasaba. También informó al resto de la corporación y al público que asistía a la sesión de lo que ocurría. La tensión era enorme. Hasta hacía unos segundos, el público increpaba a la primera edil por haber adoptado un acuerdo en contra de los vendedores ambulantes. Tras oír lo que pasaba se quedó mudo. 'Tengo que abandonar el pleno porque la Mezquita está ardiendo', dijo. La información proporcionada por Rosa Aguilar abrió la preocupación entre todos. Los mismos que la increpaban se dieron cuenta de que se podía producir una tragedia. La alcaldesa marchó rápidamente, acompañada del teniente de alcalde de Seguridad, al lugar del siniestro y siguió desde allí el trabajo de los bomberos, que, ante el alivio de la gente congregada en las inmediaciones, sofocaron el fuego en poco tiempo. Todos respiraron tranquilos. La Mezquita se había salvado.

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