Gambas, 'goyas' y libros para Laura

Laura Bush visitó el Prado y la Biblioteca Nacional con Ana Botella y comió con la reina Sofía

Los hombres a la geopolítica y las mujeres a la cultura. Por eso ayer, mientras George W. Bush departía en una finca de Toledo, que los informadores de su país confundían con el Rancho de Aznar, con el presidente del Gobierno español, su esposa, Laura, mataba el tiempo entre las Pinturas Negras de Goya, los facsímiles de la Biblioteca Nacional y los huevos estrellados y las gambas de Casa Lucio en compañía de Ana Botella y la reina Sofía.

Las dos damas quedaron en la Puerta de Velázquez del Museo del Prado a las 11.30. Allí esperaba Ana Botella junto al secretario de Estado de Cultura, ...

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Los hombres a la geopolítica y las mujeres a la cultura. Por eso ayer, mientras George W. Bush departía en una finca de Toledo, que los informadores de su país confundían con el Rancho de Aznar, con el presidente del Gobierno español, su esposa, Laura, mataba el tiempo entre las Pinturas Negras de Goya, los facsímiles de la Biblioteca Nacional y los huevos estrellados y las gambas de Casa Lucio en compañía de Ana Botella y la reina Sofía.

Las dos damas quedaron en la Puerta de Velázquez del Museo del Prado a las 11.30. Allí esperaba Ana Botella junto al secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de Cuenca, el director de la pinacoteca, Fernando Checa y el presidente del patronato, Eduardo Serra, vigilados por unos 25 policías.

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Las sirenas anunciaron con 30 minutos de retraso la llegada de la esposa de Bush. Diez coches de todos los modelos, a velocidad suficiente para expulsar gases que dieran lugar a la firma de siete protocolos más de la cumbre de Kioto, flanqueaban la limusina negra de la que salió Laura Bush, que se acercó a los fotógrafos y todos pudieron comprobar que su vestido azul competía en número de botones con el de Botella, aunque el tono de ésta fuera crema. Ambas posaron ante la puerta sonrientes y se certificó con alivio que la española ganaba holgadamente por diez botones a siete. Dentro, Bush admiró obras de Velázquez, El Greco y Goya.

En la Biblioteca Nacional fue recibida en la puerta por su director, Luis Racionero. Allí admiró con una lupa negra y plateada que le prestaron un mapa de América en el que buscó Tejas con mucha dedicación. En la sala del Patronato, donde está la librería de Godoy, le habían hecho una selección de las joyas de la casa, desde grabados de Goya, Durero y Rembradt; partituras de música española; unos originales de Leonardo da Vinci, la primera edición de El Quijote y un libro de horas de Carlos VIII de Francia del que han hecho una reproducción para ella como regalo. Tras los 'wonderful' y los 'sure', que Laura Bush soltaba entre explicación y explicación, atinó a decir unas palabras poco comprometidas: 'Muchas gracias, me ha gustado mucho y lo estoy pasando muy bien'.

Eran ya las 13.15 y apretaba la gazuza. Se dirigieron a Casa Lucio, donde la reina, vestida de rosa, salió a esperar a la puerta. Laura Bush descendió del coche y dio dos besos a Doña Sofía, lo que fue considerado por algunos una falta al protocolo pero no impidió que las tres se sentaran en una mesa en el centro del comedor principal y degustaran jamón de Jabugo, gambas de Sanlúcar de Barrameda, merluza y cerezas del Jerte.

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Ana Botella recibe en el Museo del Prado a Laura Bush.MIGUEL GENER

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