El consumo mundial de agua envasada se dispara aunque no es mejor que la de grifo

La mercadotecnia y el esnobismo desplazan al agua corriente, a veces diez mil veces más barata

Ni es mejor ni más sana que el agua de grifo, pero refleja los nuevos estilos de vida. El consumo creciente del agua envasada rompe todos los esquemas, pese a que su precio puede llegar a ser hasta 10.000 veces superior. Un estudio independiente encargado por World Wild Life (WWL) a la Universidad de Ginebra recomienda el consumo de agua de grifo por motivos ecológicos. El proceso de fabricación de los distintos envases, su transporte y el tratamiento de sus residuos perjudican al medio ambiente.

El agua envasada ofrece, aparentemente, más garantías que la de grifo, sobre todo en países...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Ni es mejor ni más sana que el agua de grifo, pero refleja los nuevos estilos de vida. El consumo creciente del agua envasada rompe todos los esquemas, pese a que su precio puede llegar a ser hasta 10.000 veces superior. Un estudio independiente encargado por World Wild Life (WWL) a la Universidad de Ginebra recomienda el consumo de agua de grifo por motivos ecológicos. El proceso de fabricación de los distintos envases, su transporte y el tratamiento de sus residuos perjudican al medio ambiente.

El agua envasada ofrece, aparentemente, más garantías que la de grifo, sobre todo en países subdesarrollados donde el agua de los ríos está contaminada o un tratamiento defectuoso ha dado origen a infecciones. Pero son sólo apariencias. El consumo de agua envasada se dispara en los países ricos, donde los controles de calidad suelen ser más rigurosos y estrictos.

Más información

La profesora Catherine Ferrier, de Ginebra, señala en su estudio para WWL que la industria del agua envasada es una de las más prósperas del mundo. Embotella más de 89.000 millones de litros al año y factura más de cuatro billones de pesetas, con tasas de crecimiento anuales por encima del 7%, el mismo que registró España durante el año pasado.

El despegue se ha producido sobre todo en los últimos 30 años, periodo en el que las plantas envasadoras se han concentrado bajo el paraguas de dos grandes empresas, Danone y Nestlé. Entre ambas dominan el mercado mundial a través de socios locales.

Con el apoyo de la publicidad, envases llamativos y ocasionales aditivos que añaden sabores, el agua envasada, además de saludable, se presenta como indicada para los bebés, el adelgazamiento, la cosmética y para presumir de situación social. El último grito en la mercadotecnia riza el rizo: un envase denominado Agua del Amor se vende como afrodisiaca porque dice llevar litio entre sus ingredientes.

La asociación entre el esnobismo, la mercadotecnia y el negocio ha generado hasta una tienda cibernética (www.bottledwaterstore.com) donde se puede adquirir cualquier 'agua' embotellada del mundo; eso sí, a precios similares a los de los licores más sofisticados y caros.

Este producto natural, del que la mayoría de los ciudadanos disfrutan con tan sólo abrir un grifo, se dispensa bajo tres modalidades: mineral natural, de manantial y potables preparadas. La primera procede de manantiales y no sufre en general ningún tipo de tratamiento, salvo algunas excepciones; la segunda debe cumplir las mismas exigencias sanitarias que el agua de grifo, mientras que la última puede proceder de destilación, desionización o desalación y puede tratarse químicamente. La FAO ha intentado establecer unos índices de calidad homologables para todo el mundo, pero Estados Unidos y otros países se oponen porque ven en esta iniciativa una barrera al comercio internacional del agua envasada.

Nestlé domina el 15% del mercado mundial, con marcas como Perrier, Vitel o San Pellegrino, repartidas por 17 países y 67 plantas embotelladoras; le sigue Danone (9%), titular de Evian (número uno del mundo, con una producción de seis millones de litros diarios y 1.632 empleados), Volvic y Badoit, entre sus enseñas más conocidas en Europa.

Archivado En