Reportaje:

El recurso de la vida

Un grupo de voluntarios trabaja en Gandia en el programa de prevención de drogas que ha recibido el premio Reina Sofía

Cuando María Dolores Palonés, psicóloga en el departamento de Bienestar Social del Ayuntamiento de Gandia, emprendió la tarea de iniciar un ambicioso programa de prevención del consumo de drogas, a sus compañeros les pareció demasiado 'utópico', pero para ella era lo bastante 'estimulante' como para, al menos, probar suerte. Durante años había trabajado en atención a toxicómanos, primero como voluntaria y posteriormente como profesional en la Asociación Safor de Prevención e Información de Drogodependientes. Allí tuvo que enfrentarse a la dureza de la desintoxicación. ¿Cómo evitar que una pers...

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Cuando María Dolores Palonés, psicóloga en el departamento de Bienestar Social del Ayuntamiento de Gandia, emprendió la tarea de iniciar un ambicioso programa de prevención del consumo de drogas, a sus compañeros les pareció demasiado 'utópico', pero para ella era lo bastante 'estimulante' como para, al menos, probar suerte. Durante años había trabajado en atención a toxicómanos, primero como voluntaria y posteriormente como profesional en la Asociación Safor de Prevención e Información de Drogodependientes. Allí tuvo que enfrentarse a la dureza de la desintoxicación. ¿Cómo evitar que una persona llegue a ese estado de sufrimiento? ¿Qué factores le inducen a introducirse en el consumo? ¿Cómo afecta a su entorno social? En Gandia no existía ninguna investigación que respondiera a estas cuestiones. Y se decidió a abrir el camino. Siete años después, no sólo ha conseguido el reto que se propuso, sino que además ha consolidado un programa de prevención del uso indebido de drogas que acaba de ser reconocido con el Premio Reina Sofía.

El proyecto partió de la necesidad de estudiar la realidad de la ciudad, y así surgió el primer informe: Salud y drogas en Gandia (1994). Del documento se desprendía que la edad de inicio de los jóvenes en el consumo de drogas legales (tabaco y alcohol) comenzaba a los 12 años, y las ilegales (los primeros porros y pastillas) entre los 13 y los 15. Este mismo año se acaba de publicar un segundo estudio, Salud y estilos de vida en Gandia, a partir de cuestionarios a 784 alumnos de primero de BUP y FP. El 40% de los encuestados asegura que ha llegado a emborracharse 'en alguna ocasión', y el 25% no oculta que ya ha probado el cannabis. La población femenina supera a la de los varones en el consumo de tabaco y alcohol los fines de semana. El consumidor de drogas ilegales, 'poco significativo' en número, se ajusta a un perfil: 'varones que disponen de más de dos mil pesetas semanales, que ocupan el tiempo libre en discotecas y pubs, orientados hacia estudios de formación profesional, y con un elevado índice de absentismo y fracaso escolar'.

La heroína se ha 'estancado', y la cocaína 'está de moda'. 'Los hijos de familias con economías saneadas' son los nuevos grupos de alto riesgo en el consumo de drogas ilegales, señala la psicóloga. 'Una minoría que se está haciendo fuerte', añade. Desde hace unos cuatro años María Dolores trabaja con un grupo de voluntarios. No son especialistas en psicología, ni asistentes sociales, sino miembros de asociaciones de padres, policías locales, profesionales sanitarios y profesores, a los que María Dolores contagió su entusiasmo por 'intentar cambiar las cosas'. Trabajan bajo el lema de presentar a los adolescentes 'la salud como un recurso para la vida', una alternativa positiva a las drogas.

Gene Montes forma parte del grupo 'desde el principio'. Es policía local desde hace 18 años. Compagina su trabajo de 'agente de barrio' en el distrito gandiense de Corea con su colaboración en la asociación de vecinos de esta barriada. Le ven con confianza. 'Un padre vino en una ocasión para decirme que su hijo estaba muy raro. Me enseñó lo que había encontrado entre su ropa y le dije que era coca'. 'No reaccionó mal. Quería solucionar el problema y me pidió ayuda', recuerda Gene. 'Si consigues quitar a cinco de veinte chavales de las drogas, ya ha valido la pena'.

María Dolores Palonés, en el centro, la semana pasada con estudiantes de Gandia preparando una marcha contra la droga.JORDI VICENT
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