Reportaje:

Los pecados sin expiar del falso cura

Un sevillano ha sido condenado en Puerto Rico por fingir ser clérigo y se le han encontrado 50 causas pendientes en España

Sevilla / San Juan de Puerto Rico . -

Un ciudadano español, Manuel Toboja Villegas, de 46 años, que fue condenado hace dos semanas en Puerto Rico a seis años de prisión por hacerse pasar por sacerdote y celebrar bodas y bautizos, tiene en Sevilla al menos 50 causas por estafar a oficinas bancarias y por falsificar decenas de pagarés con los sellos de diversas parroquias. Las autoridades puertorriqueñas se disponen a deportarlo a España lo antes posible.

Toboja tenía que haber sido juzgado el pasado 16 de enero por el Juzgado de lo Penal número 2 de Sevilla, pero el pasado octubre se había fugado a Puerto Rico. El Tribunal S...

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Un ciudadano español, Manuel Toboja Villegas, de 46 años, que fue condenado hace dos semanas en Puerto Rico a seis años de prisión por hacerse pasar por sacerdote y celebrar bodas y bautizos, tiene en Sevilla al menos 50 causas por estafar a oficinas bancarias y por falsificar decenas de pagarés con los sellos de diversas parroquias. Las autoridades puertorriqueñas se disponen a deportarlo a España lo antes posible.

Toboja tenía que haber sido juzgado el pasado 16 de enero por el Juzgado de lo Penal número 2 de Sevilla, pero el pasado octubre se había fugado a Puerto Rico. El Tribunal Supremo acababa de confirmarle una condena por estafar 10 millones al Banco Zaragozano, y la Audiencia de Sevilla ordenó su ingreso en prisión.

En el Juzgado número 2 estaba acusado de estafar a 39 oficinas bancarias, de las que consiguió préstamos personales de un millón de pesetas, falsificando una nómina y un certificado del Registro de Propiedad sobre la vivienda que aportó como garantía. El fiscal le pide cuatro años de cárcel.

En Puerto Rico, se apropió ilegalmente de 11.300 dólares (unos 2, 2 millones de pesetas) y se le encontró también culpable de dos delitos de impostura. Toboja se había presentado como sacerdote español a otro puertorriqueño, y se las ingenió para que le fuesen entregado 1.800 dólares de la parroquia de San Jorge en San Juan de Puerto Rico. Además se apropió de diversas cantidades de dinero de feligreses, aduciendo que necesitaba fondos para pagar el viaje de un sobrino desde España y dándoles su 'palabra de clérigo' de que subsanaría la deuda.

77 misas y tres bodas

El arzobispo de San Juan, Roberto González Neves, testificó ante el tribunal que 'Toboja se hizo pasar por sacerdote católico en tres lugares de la archidiócesis, donde celebró 77 misas, tres bodas, dos bautizos y varias confesiones indebidamente'. El arzobispo reconoció que 'nunca antes en la historia de la Iglesia Católica de Puerto Rico' había encontrado un caso semejante.

En Sevilla se le acumulan los cargos. El Juzgado de Instrucción número 19 tiene una denuncia del Palacio Arzobispal en nombre de varias parroquias, en las que Toboja entabló amistad con los titulares, se apropió de los sellos y falsificó decenas de pagarés. Previamente a estas estafas, había sido condenado en firme por apropiaciones en hermandades de la provincia.

En concreto, se le habían impuesto seis meses de cárcel por esfafar a la hermandad de la Bofetá y a la de la Vera Cruz de Valencina, un año de prisión por ota a la de Fuensanta y Corcoya de Estepa, y otros seis meses por apropiación en una hermandad de Arcos de la Frontera (Cádiz).

El Juzgado de Instrucción número 13 también le reclama por el supuesto encargo que hizo a un delincuente profesional para que robase un valioso cuadro en una mansión del centro de la ciudad de Sevilla.

Toboja accedió a las parroquias dado su conocimiento en materia de arte sacro, ya que es licenciado en Bellas Artes y está considerado un experto mundial en el imaginero sevillano Castrillo Lastrucci. Como tal entendido, ha publicado artículos en la prensa sevillana sobre restauraciones, participó en congresos y colaboró con la Policía en la recuperación de obras robadas.

De hecho, su historial delictivo comenzó cuando abrió en el centro de Sevilla un taller de restauración de obras de arte, para lo que utilizó empresas fantasmas que nunca fueron dadas de alta, y en las que no pagaba a sus empleados

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