Reportaje:

Ancianos, los marginados del tratamiento del cáncer

Un informe encargado por el Defensor del Pueblo advierte sobre diferencias en la asistencia

Oncólogos y geriatras admiten que la población anciana ha sido durante mucho tiempo la gran marginada de los tratamientos anticancerosos. Este fenómeno, generalizado en todos los países desarrollados, choca frontalmente con la realidad: la mitad de los pacientes que padecen algún cáncer supera los 70 años y el 65% de los españoles que fallecen por esta causa tiene más de 65 años. Además, hasta fechas recientes, la edad avanzada era motivo de exclusión de los ensayos clínicos en los que de forma controlada se prueban las nuevas terapias. Un informe del Defensor del Pueblo, encargado el año pasa...

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Oncólogos y geriatras admiten que la población anciana ha sido durante mucho tiempo la gran marginada de los tratamientos anticancerosos. Este fenómeno, generalizado en todos los países desarrollados, choca frontalmente con la realidad: la mitad de los pacientes que padecen algún cáncer supera los 70 años y el 65% de los españoles que fallecen por esta causa tiene más de 65 años. Además, hasta fechas recientes, la edad avanzada era motivo de exclusión de los ensayos clínicos en los que de forma controlada se prueban las nuevas terapias. Un informe del Defensor del Pueblo, encargado el año pasado a la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, confirma estos hechos y evidencia diferencias por comunidades autónomas.

Cataluña, con el programa Vida als Anys, fue en 1986 la primera en plantear un programa específico para mejorar la atención a los ancianos. Le siguió en 1995 la Comunidad Valenciana, y en 1998, Castilla y León. En el documento del Defensor del Pueblo se hace constar que, desde finales de los noventa, otras comunidades han ido creando planes de atención sociosanitaria para los ancianos. No obstante, para el geriatra Juan Ignacio González Montalvo, coordinador de este informe, aunque se está librando una dura batalla en todo el país por mejorar la asistencia sanitaria y social de los ancianos, la oncología geriátrica 'no ha sido uno de los problemas que más han preocupado a los médicos, y hasta hace muy poco tiempo existían grandes reservas y cierta inseguridad hacia los pacientes oncológicos de edades avanzadas'.

González Montalvo, que es jefe de la unidad de Valoración Geriátrica del hospital La Paz de Madrid, advierte de que las decisiones médicas en los ancianos con cáncer deben mantener 'un delicado equilibrio entre la esperanza de vida, la eficacia y las complicaciones del tratamiento y los efectos de la propia enfermedad'. Por ello reconoce que muy a menudo el principal objetivo del tratamiento anticanceroso en este grupo de población es el mantenimiento de la calidad de vida.

Mitos y tabúes

Datos del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos revelan que el 60% de todos los tumores malignos aparece en personas que ya han superado los 65 años de edad; aproximadamente la mitad de ellos se presentan una vez cumplidos los 70, y hasta una sexta parte, en los ancianos mayores de 80 años.

Estos mismos datos ponen de relieve que la probabilidad de que un varón de entre 60 y 79 años desarrolle un cáncer invasivo es de una de cada tres, mientras que para las mujeres es de una de cada cinco. Las tres causas fundamentales de muerte por cáncer en este grupo de edad son las neoplasias malignas de pulmón, colon y mama.

Para Manuel González Barón, jefe del servicio de Oncología Médica de La Paz, la edad es uno de los factores de riesgo y pronóstico del cáncer. Este oncólogo, primer autor del libro Cáncer en el anciano (editorial Masson, Barcelona, 2001), afirma que a edades avanzadas la enfermedad cancerosa ha aumentado un 17%, mientras que en los adultos menores de 65 años ha decrecido un 23%.

'Muchos tabúes, mitos y moralizaciones', apunta, 'se ciernen sobre la asociación de cáncer y vejez. Quizá por ello no se ha afrontado el problema de acuerdo con su magnitud, ya que son relativamente recientes los trabajos científicos que abordan las distintas facetas de investigación básica y clínica sobre esta creciente asociación'.

Según González Barón, aunque es una creencia muy generalizada, incluso entre la propia clase médica, no existe hasta el momento ninguna evidencia científica de que el cáncer se comporte de forma distinta en los ancianos ni que sea más o menos agresivo que en los adultos jóvenes. Sin embargo, hasta fechas muy recientes, los mayores de 70 años eran excluidos de los ensayos clínicos en general, y más aún de las pruebas que estudiaban el tratamiento quirúrgico y farmacológico del cáncer.

Las cifras del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos no resultan sorprendentes, por tanto, al demostrar que la mortalidad por tumores malignos ha descendido entre los menores de 54 años y aumentado en los mayores de 65.

Como explica el oncólogo de La Paz Jaime Feliu Batlle, coautor del libro Cáncer en el anciano, la edad biológica debe estar por encima de la cronológica a la hora de valorar el tratamiento antitumoral: 'La comorbilidad o asociación de otras enfermedades, el estado funcional en general, la disposición emocional y la fase de desarrollo en que se encuentre el cáncer deben primar a la hora de tomar la compleja decisión de cómo tratar a estos pacientes'.

Si actualmente la esperanza de vida a los 70 años es de 12 y 16 años, según el sexo, y a los 85 años, de entre cinco y siete años, ¿por qué no prolongar la supervivencia en el anciano con cáncer o incluso intentar curarle, siempre que sea posible?, se pregunta Hernán Cortés-Funes, jefe del servicio de Oncología del hospital Doce de Octubre de Madrid.

Igual eficacia

'Yo he administrado quimioterapia', añade, 'a personas de más de 90 años, tras valorar los riesgos y los beneficios. Cada vez son más los estudios que demuestran que la eficacia de los tratamientos anticancerosos puede ser la misma que en los adultos jóvenes y que la toxicidad no tiene por qué ser necesariamente mayor'.

Cortés-Funes reconoce que con la edad aumenta el riesgo del cáncer, porque con la edad también va creciendo el tiempo y el grado de exposición a agentes cancerígenos. A ello hay que añadir otros factores de tipo endocrinológico e inmunológico, pues se observa que la función del sistema inmunitario del organismo desciende en las edades avanzadas. Cuantos más años tenga una persona, menor es el número de linfocitos T (una de las principales poblaciones celulares implicadas en la respuesta inmune). Es posible que esta disminución de linfocitos T esté relacionada con una atrofia del timo y con la disminución o desaparición de las hormonas que secreta esta glándula.

Terapia individualizada

'Los ancianos, como el resto de los humanos, tienen el derecho a recibir un tratamiento anticanceroso de alta costura, y no de prêt-à-porter. Y esto sólo podemos conseguirlo con una adecuada valoración geriátrica para una correcta elección individualizada del tratamiento', sostiene, rotundo, el oncólogo Manuel González Barón.

En el mismo sentido se pronuncia el informe elaborado por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología y la Asociación Multidisciplinaria de Gerontología. En este documento, recién publicado y encargado por el Defensor del Pueblo, queda muy claro que 'la asistencia sanitaria a las personas mayores debe ser de la misma calidad que la prestada a los adultos más jóvenes, disfrutando del mismo acceso a la tecnología y a todos los medios diagnósticos y terapéuticos'. También se declara que 'es esencial que las personas mayores puedan acceder a un diagnóstico y tratamientos precoces'.

Los 400 geriatras que existen en España son, a tenor de lo expuesto en el informe, insuficientes y debería existir por lo menos en cada comunidad autónoma un servicio de geriatría con capacidad docente, del mismo modo que en cada hospital general tendría que haber un equipo de valoración geriátrica y en coordinación con la atención primaria.

'Aunque existen diferencias por comunidades autónomas, cada vez hay más voluntad política y médica de optimizar los recursos. Nuestra situación actual no es muy diferente a la del resto de los países comunitarios', declara Rafael Rosell, jefe de Oncología del hospital Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona) y presidente de la Asociación Internacional de Cáncer de Pulmón.

Para Rosell, el anciano diagnosticado de cáncer tiene pleno derecho a participar con su médico en el abordaje terapéutico más conveniente: 'Y no hablamos sólo de los pacientes de 60 o 70 años, sino de octogenarios, nonagenarios e incluso centenarios, población que va en aumento y con mejor estado de salud. La longevidad es importante y debemos intentar dar más años a la vida y más calidad de vida a los años'.

No obstante, este especialista admite que con frecuencia el propio anciano no llega a estar informado de la importancia de su enfermedad, porque la familia prefiere ocultárselo. Por ello, muy a menudo, no se implica en el tratamiento anticanceroso, 'pues realmente no sabe lo que le pasa'.

Según recuerda este experto, un estudio retrospectivo sobre cáncer de pulmón en mayores de 70 años, y publicado en la revista The Lancet, evidenció que los tratamientos resultaban igualmente eficaces en este grupo de edad que en pacientes más jóvenes.

'No podemos olvidar', asegura Rosell, que el envejecimiento de la población en los países desarrollados es progresivo y que el envejecimiento no es necesariamente sinónimo de enfermedad, ante la que hay que rendirse fácilmente'.

Durante la primera mitad del siglo XX, el número de personas mayores de 65 años se ha multiplicado por cuatro, mientras que el resto de la población sólo se ha multiplicado por dos. Así, más del 25% de la población de las sociedades occidentales está actualmente por encima de la edad de 70 años.

'Tenemos que plantearnos que la población anciana debe acceder a los ensayos clínicos en los que se prueban nuevos tratamientos anticancerosos, no sólo con intención de mejorar la calidad de vida, sino también de aumentar la supervivencia e incluso perseguir la curación', afirma este especialista.

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