Columna

Dudas

Hasta ayer pensaba que los palestinos eran de casa. Sin embargo, ha bastado que el ministro Piqué se dé una vuelta por Jerusalén para que entre en duda. Palestinos y etarras son la misma cosa, ha dicho el ministro. Menos mal que después ha aclarado la cosa. Que lo que dijo es lo que ha dicho José María Aznar dos días después. El terrorismo es terrorismo donde quiera que estalle. Algo es algo. La política es así. Se dicen las cosas, se rectifican, y después se dice qué se ha dicho, lo que no se ha dicho. Los demás no sabemos.

Lo que sí sabemos los demás es que las negociaciones del Gobie...

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Hasta ayer pensaba que los palestinos eran de casa. Sin embargo, ha bastado que el ministro Piqué se dé una vuelta por Jerusalén para que entre en duda. Palestinos y etarras son la misma cosa, ha dicho el ministro. Menos mal que después ha aclarado la cosa. Que lo que dijo es lo que ha dicho José María Aznar dos días después. El terrorismo es terrorismo donde quiera que estalle. Algo es algo. La política es así. Se dicen las cosas, se rectifican, y después se dice qué se ha dicho, lo que no se ha dicho. Los demás no sabemos.

Lo que sí sabemos los demás es que las negociaciones del Gobierno central sobre pesca en los caladeros marroquíes se han roto. La responsabilidad no es del Gobierno, dice el Gobierno. El Gobierno cuenta con un ministro de Agricultura, y Pesca, que ya lo quisieran tener en Exteriores. No necesita que le aclaren nada. Se aclara solo. Sin que nadie se lo diga, toma el caldo de vaca y si es menester de pescado. Un lujo. Tiene buen estómago para la carne y el pescado. Además, es andaluz. Sabe negociar y jugar de socio. Los marroquíes, no. Muchos sólo saben pasar el Estrecho, que es una cosa así como la ruleta rusa con el tambor lleno. Si no pasas, no pasas. Si lo atraviesas, te espera Rociana del Condado o El Ejido, por ahora. Después, más. Sobre todo si el Gobierno central se emplea a fondo con Marruecos desde Madrid. Entonces las oleadas de inmigrantes serán de levante, y fuertes.

No sé, tal vez se podría intentar seguir hablando. Además, como al PP andaluz le gusta hablar, podría aprovechar que es PP, y andaluz, y explicarle a su ministro algunas cosillas. La época es buena.

Mañana es Feria en Sevilla. Vendrán todos. Así, entre oleada y oleada de inmigrantes y fino, le pueden decir al ministro que sólo tome el caldito de feria. Además, entre caldito y caldito, hacerle saber de las inversiones de la Junta en Marruecos, del esfuerzo económico en sanidad para la inmigración, o que el alcalde de El Ejido es del PP.

A lo mejor la colaboración del Gobierno de la comunidad más afectada directamente (inmigración, pesca) y que más apoyo económico presta a Marruecos podría ayudar a restablecer las negociaciones. A lo peor no. En cualquier caso, el estómago del ministro lo agradecería.

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