OPINIÓN DEL LECTOR

De un despido

Mi madre fue operada hace más de veinte años de un cáncer de mama. Como consecuencia de la extirpación del pecho y de los ganglios de la axila, su brazo izquierdo ha sufrido una inflamación considerable al haberse ido obstruyendo el riego normal de los vasos linfáticos. Las revisiones oncológicas las viene realizando desde entonces en el hospital Gregorio Marañón.

Hace casi un año, la doctora que sigue las revisiones de mi madre le comentó la posibilidad de hacer rehabilitación sobre el brazo, ya que se había puesto en marcha un servicio de masajes específico para este tipo de enfermas....

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Mi madre fue operada hace más de veinte años de un cáncer de mama. Como consecuencia de la extirpación del pecho y de los ganglios de la axila, su brazo izquierdo ha sufrido una inflamación considerable al haberse ido obstruyendo el riego normal de los vasos linfáticos. Las revisiones oncológicas las viene realizando desde entonces en el hospital Gregorio Marañón.

Hace casi un año, la doctora que sigue las revisiones de mi madre le comentó la posibilidad de hacer rehabilitación sobre el brazo, ya que se había puesto en marcha un servicio de masajes específico para este tipo de enfermas. Después de nueve meses en lista de espera, la llamaron y comenzó el tratamiento, que debía durar un mes. Cuando sólo llevaba cinco sesiones, las cuales habían producido un efecto bastante beneficioso, se le comunica que la fisioterapeuta que la atendía ha sido despedida, siendo ésta la única que realizaba estos masajes.

Al parecer, estaba sustituyendo a otra fisioterapeuta que había estado un año de baja y ahora se reincorporaba. No ocurriría nada si esta persona supiera dar este tipo de tratamiento, pero no tiene ni idea, lo que significa que mi madre y cuatro mujeres más con idéntico problema han tenido que dejar de recibir esta rehabilitación, y eso afecta también a las más de noventa pacientes que actualmente estaban en lista de espera. Es decir, como no hay personal especializado en este tratamiento, la solución que se adopta es eliminarlo, y así no hay problemas de listas de espera.

Mi indignación crece cuando, hace unos días, los medios de comunicación nos muestran a Alberto Ruiz-Gallardón inaugurando una clínica de desintoxicación de cocainómanos que se va a financiar con dinero público.

Conste que a mí esto me parece perfecto, porque todos tenemos derecho a una asistencia sanitaria digna. Pero el problema surge cuando no todos podemos recibirla y se le da más importancia a una rehabilitación de una enfermedad buscada (la adicción a una droga) que a la de una enfermedad encontrada (el cáncer).-

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