GENTE

LAS MONJAS Y EL 'PATA NEGRA'

Los romanos descubrieron la cultura del cerdo, pero han tenido que pasar 20 siglos para que las monjas clarisas y trinitarias de Badajoz se sumen a los elogios del pata negra, y todo por una experiencia médica. Un equipo de investigadores del hospital San Sebastián de la capital pacense viene realizando desde 1992 un trabajo de investigación sobre la influencia de los productos derivados del cerdo en el organismo humano. Así que 27 monjas de estos conventos han incluido en sus dietas, durante 16 semanas y de forma alternativa, cerdos criados en dehesa, en cochineras o estabulados, y que...

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Los romanos descubrieron la cultura del cerdo, pero han tenido que pasar 20 siglos para que las monjas clarisas y trinitarias de Badajoz se sumen a los elogios del pata negra, y todo por una experiencia médica. Un equipo de investigadores del hospital San Sebastián de la capital pacense viene realizando desde 1992 un trabajo de investigación sobre la influencia de los productos derivados del cerdo en el organismo humano. Así que 27 monjas de estos conventos han incluido en sus dietas, durante 16 semanas y de forma alternativa, cerdos criados en dehesa, en cochineras o estabulados, y que fueron alimentados durante el engorde con bellotas, productos naturales o piensos, según las diferentes líneas de estudio. En total, 120 cerdos ibéricos y 40 blancos fueron degustados por las monjas, bien en fresco o en productos curados, dentro de una dieta aparentemente equilibrada. Las monjitas fueron al principo contrarias a la experiencia y después aceptaron. 'Es una cosa muy seria que va en beneficio del hombre', han matizado. Claro que también ellas se han beneficiado, porque, pendientes aún del resultado definitivo de la investigaión, todo parece indicar que el consumo de pata negra trae como consecuencia una disminución de los niveles de colesterolemia. Contaron en una rueda de prensa celebrada en pleno claustro del convento de Santa Ana, y ante los doctores Enrique Macia y Avelino Ortiz, que al principio, bueno, pues que les extrañó la petición, que la dieta inicialmente fue un choque para el menú doméstico del convento, que las hermanas procedentes de Iberoamérica y de India casi, casi sentían arcadas al comer jamón que veían como carne cruda, que llegaron a echarle incluso mermelada, pero que al final el grito fue unánime: '¡Oh, si es exquisito!'.-

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