Genes
Ha cundido cierta decepción al descubrir el escaso número de genes que nos separan de un insecto: el alto grado evolutivo del hombre no se explica a través de su ADN. Sería injusto que la ciencia desligara esta superioridad de la dimensión espiritual con que Dios quiso dotar a su criatura predilecta. La cultura, el arte o la religión son metas humanas, hasta más que eso, pues trascienden el mero instinto de supervivencia que anima al resto de las especies vivas. Nuestro comportamiento no está condicionado por los cromosomas; existe una capacidad de superación que no está inscrita en nuestros g...
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Ha cundido cierta decepción al descubrir el escaso número de genes que nos separan de un insecto: el alto grado evolutivo del hombre no se explica a través de su ADN. Sería injusto que la ciencia desligara esta superioridad de la dimensión espiritual con que Dios quiso dotar a su criatura predilecta. La cultura, el arte o la religión son metas humanas, hasta más que eso, pues trascienden el mero instinto de supervivencia que anima al resto de las especies vivas. Nuestro comportamiento no está condicionado por los cromosomas; existe una capacidad de superación que no está inscrita en nuestros genes: el hombre es mucho más que sus genes.-