Crítica:

Sarna, varicela y hepatitis, en el patio de la universidad

Hacinados en el patio de la Universidad Politécnica Salesiana de Quito y cercados incesantemente por la fuerza pública, los 5.000 indígenas que protestan desde hace nueve días contra las medidas económicas del Gobierno se hallan inmersos en un ambiente de tensa calma y preocupación. La escasez de agua y las precarias e insalubres condiciones higiénicas en el recinto han comenzado a dañar su salud.

Un voluntario de la Cruz Roja confirmó la existencia de siete casos de varicela, uno de hepatitis, centenares de sarna y uno, aparentemente, de paludismo. Los menores de cinco años son los más...

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Hacinados en el patio de la Universidad Politécnica Salesiana de Quito y cercados incesantemente por la fuerza pública, los 5.000 indígenas que protestan desde hace nueve días contra las medidas económicas del Gobierno se hallan inmersos en un ambiente de tensa calma y preocupación. La escasez de agua y las precarias e insalubres condiciones higiénicas en el recinto han comenzado a dañar su salud.

Un voluntario de la Cruz Roja confirmó la existencia de siete casos de varicela, uno de hepatitis, centenares de sarna y uno, aparentemente, de paludismo. Los menores de cinco años son los más afectados. Según la Cruz Roja, hasta ayer se había atendido a más de 400 personas por insolación, ampollas por las largas caminatas, gripes y diarreas leves. Veinticuatro indígenas han sido trasladados al hospital por los efectos de los gases lacrimógenos, entre ellos una mujer con amenaza de aborto y cuatro niños heridos.

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Debido a esta situación, los organizadores del levantamiento anunciaron que pondrán a buen recaudo a las mujeres y niños que se encuentran actualmente en el recinto universitario. En coordinación con la Comisión de Salud de la Universidad Salesiana, se han tomado las medidas para evitar que el brote se termine convirtiendo en epidemia. En medio de las enormes ollas de comida esparcidas por el amplio patio del recinto, ayer se inició una fumigación general.

Además, cada tres o cuatro horas llega a la universidad un pequeño camión que después de entrar por la puerta trasera descarga costales de alimentos, botellas de agua, cajas con medicinas y desinfectantes. Unos veinte minutos después, el mismo vehículo es ocupado por hasta 20 indígenas, físicamente muy desgastados, que desalojan el lugar para ser relevados por otros.

Mientras tanto, las intervenciones esporádicas de los dirigentes en el patio de la universidad alzan el ánimo de los indígenas, quienes se alegran con música grabada, juegos deportivos y gritos de 'viva el movimiento indígena'.

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