Crítica:FLAMENCO - JOSÉ MERCÉ

Cantar por cantar

El nuevo disco de José Mercé, Aire, repite la fórmula del anterior, que tanto éxito tuviera. Es decir, canciones aflamencadas con fuerte acompañamiento rítmico y estribillos a los que se vuelve una y otra vez, una y otra vez. Y en los momentos de complicidad del público, que son frecuentes, éste acompaña el ritmo con sus palmas y jaleos.Todo está muy bien, puesto que el fin primero de los artistas es comunicarse con la audiencia y llevarla a su terreno. El problema es si para lograrlo rebajan la entidad del producto con el fin de hacerlo asequible a una masa considerablemente mayor de o...

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Un desperdicio

Aire, concierto de José Mercé

Con Moraito Chico a la guitarra y grupo.Palacio de Congresos y Exposiciones. Madrid, 28 de diciembre.

El nuevo disco de José Mercé, Aire, repite la fórmula del anterior, que tanto éxito tuviera. Es decir, canciones aflamencadas con fuerte acompañamiento rítmico y estribillos a los que se vuelve una y otra vez, una y otra vez. Y en los momentos de complicidad del público, que son frecuentes, éste acompaña el ritmo con sus palmas y jaleos.Todo está muy bien, puesto que el fin primero de los artistas es comunicarse con la audiencia y llevarla a su terreno. El problema es si para lograrlo rebajan la entidad del producto con el fin de hacerlo asequible a una masa considerablemente mayor de oyentes. Es cierto que en los temas de este concierto Aire afloran estilos flamencos como los tangos y las bulerías, pero en un envoltorio musical que los banaliza, reduciendo su flamencura estrepitosamente.

Que eso gusta a un determinado público, por supuesto, pues de lo contrario no compraría los discos de José Mercé ni acudiría a sus conciertos. Pero los aficionados al cante jondo por derecho, el cante en el que logró fama, prestigio y respeto, piensan que es un desperdicio. Porque Mercé posee el don de una de las voces más flamencas que jamás hemos oído, tiene un rajo cantaor de ensueño y no ha olvidado -ni esperemos que lo olvide- cantar por derecho como es de ley.Afortunadamente, suele hacer en todos sus conciertos una parte en que se atiene escrupulosamente a estos principios. Seguramente comprendió en su momento que no podía, ni debía, abandonar ese cante mayor al que tan deudor se siente como persona y como artista. En el concierto que comentamos, malagueñas, siguiriyas, fandangos, bulerías. Suficiente para dejarnos el testimonio de que aquel gran cantaor, a quien admiramos desde que le oímos por primera vez, cuando era desconocido y comenzamos a escribir sobre él porque nos estremeció su cante, no está acabado.

Fue hace casi dos décadas, otros tiempos, y José Mercé entonces nunca cantaba por cantar, sino que se volcaba en lo jondo, siempre que se subía a un escenario, con todo el ímpetu de su juventud y de su pasión flamenca.

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