Rodrigo Romaní opta por un sonido plural en su primer disco sin Milladoiro

Albeida es el título del álbum con el que el arpista Rodrigo Romaní emprende carrera en solitario y certifica su partida de los ya casi míticos Milladoiro. Tras el revuelo de la ruptura, una de las más sonadas de los últimos tiempos en los circuitos folclóricos, llega la constatación de que Romaní anhela un sonido más ecléctico y amplio de miras. Su primer disco, con el que se presenta como un autor plural, incluye mucha música de sabor gallego, pero también varias pinceladas de jazz y hasta un poema sinfónico.Romaní se confiesa satisfecho con su primera criatura en solitario. "Se trata...

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Albeida es el título del álbum con el que el arpista Rodrigo Romaní emprende carrera en solitario y certifica su partida de los ya casi míticos Milladoiro. Tras el revuelo de la ruptura, una de las más sonadas de los últimos tiempos en los circuitos folclóricos, llega la constatación de que Romaní anhela un sonido más ecléctico y amplio de miras. Su primer disco, con el que se presenta como un autor plural, incluye mucha música de sabor gallego, pero también varias pinceladas de jazz y hasta un poema sinfónico.Romaní se confiesa satisfecho con su primera criatura en solitario. "Se trata de un proyecto muy personal y, por lo tanto, concebido de manera muy libre", recalca. "Albeida nace de un esfuerzo por huir de los encasillamientos y retratarme como un autor plural. Sencillamente, es natural que en la mente de un músico fluyan muchas cosas a la vez". Los seguidores de Milladoiro apreciarán el aroma tradicional de piezas como Miña nai, una composición festiva y lúdica.

Sin embargo, su sorpresa puede ser mayor al descubrir, por ejemplo, Quenta a lua, "donde lo que estamos acostumbrados a entender como folk se alía con un contrabajo y una batería de jazz de toda la vida", explica Romaní. Laura (un homenaje a Laura Quintillán, la primera violinista de Milladoiro) arranca con una introducción guitarrística para desembocar en un muy romántico cuarteto de cuerda. Y ello no es nada comparado con la pieza sinfónica que Romaní se fue a grabar a la República Checa junto a la Orquesta Sinfónica de Praga, dirigida por el director de la Filarmónica gallega, Maximino Zumalave. "Sentiría un cierto pudor si hablara de que he compuesto una obra orquestal", objeta su autor, "así que la dejaremos sólo en la condición de obrita". Se trata, en realidad, de una evocación lírica, escrita para 68 músicos, de lo que a Romaní le sugieren las marchas procesionales que se escuchan por toda Galicia.

Además, Susana Seivane aporta el dulce timbre de su gaita, mientras que Anxo Pintos se encarga de las zanfoñas. Laura Quintillán, Coro Fiadeiro y Treixadura completan la nómina de colaboraciones de Albeida, la hermosa y diminuta aldea, muy cerca de Noia, en la que Romaní ha fijado su residencia.

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