Schröder pide a los Quince que antepongan la construcción europea al interés nacional

El canciller alemán, Gerhard Schröder, pidió ayer a los dirigentes de la Unión Europea participantes en la Conferencia Intergubernamental de Niza que tengan el "valor" de anteponer la "tarea histórica" de construir una Europa unida a sus "intereses nacionales" particulares. Se trata de un "ruego urgente", dijo el canciller, que reforzó su mensaje vinculándolo a un lugar -Varsovia- y a una fecha -el 7 de diciembre de 1970- que fueron importantes para superar las secuelas de la Segunda Guerra Mundial. "Seamos valientes en Niza y pensemos en Europa", afirmó Schröder.

En una visita relámpag...

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El canciller alemán, Gerhard Schröder, pidió ayer a los dirigentes de la Unión Europea participantes en la Conferencia Intergubernamental de Niza que tengan el "valor" de anteponer la "tarea histórica" de construir una Europa unida a sus "intereses nacionales" particulares. Se trata de un "ruego urgente", dijo el canciller, que reforzó su mensaje vinculándolo a un lugar -Varsovia- y a una fecha -el 7 de diciembre de 1970- que fueron importantes para superar las secuelas de la Segunda Guerra Mundial. "Seamos valientes en Niza y pensemos en Europa", afirmó Schröder.

En una visita relámpago a la capital polaca, Schröder, de camino hacia Niza, conmemoró ayer el 30º aniversario de la firma del Tratado de Varsovia, que, junto con el Tratado de Moscú (agosto de 1970), fue uno de los documentos claves de la ostpolitik de Willy Brandt. En él, la República Federal de Alemania reconoció por primera vez las fronteras occidentales de Polonia (la línea Oder-Neisse) y abrió la puerta a la normalización de relaciones con este país. Ante el monumento a las víctimas del gueto, en el lugar donde Brandt cayó de rodillas en un gesto de reconocimiento de culpa, Schröder depositó ayer una corona de flores. En el paisaje desangelado que antaño fuera el barrio judío, el canciller inauguró una plaza con el nombre de Brandt. Es la única que Varsovia ha dedicado a un alemán. Al llegar al poder, en 1998, el socialdemócrata Schröder intentó zafarse de los rituales históricos que protagonizaron sus antecesores. Ayer, no sólo se plegó a los símbolos, sino que los utilizó de forma pragmática. Schröder estuvo a la altura política y simbólica de su tarea, pero la ejecutó sin emociones visibles. Cumplió el programa con sobriedad y no trató de emular a Brandt. Permaneció de pie, con el cuerpo algo rígido y el rostro tenso, mientras los vecinos se asomaban a los balcones de los edificios prefabricados construidos en la época socialista. Rodeaban al canciller los supervivientes del gueto y los políticos que le habían acompañado desde Alemania, entre ellos el ex ministro de Exteriores Walter Scheel, único firmante vivo del Tratado.

Schröder abogó por la ampliación de la UE, inspirándose en la frase que Brandt acuñó para la unidad alemana: "Lo que en un principio es uno acabará por unirse". "Tenemos la obligación de concluir lo que debe ser concluido", afirmó Schröder. Las puertas de Europa, agregó, deben abrirse a los países que pertenecen a ella pero que quedaron marginados por la experiencia de la Segunda Guerra Mundial.

Ante el jefe del Gobierno polaco, Jerzy Busek, y luego en el Sejm (Parlamento), el canciller prometió que Alemania abogará para que Polonia entre en la UE en el primer grupo de candidatos y reiteró que los Quince estarán preparados para recibir nuevos miembros en enero de 2003. Busek, por su parte, le comunicó que Polonia quiere tener integrado todo el acervo comunitario en su legislación a fines de 2001, es decir, "un año antes de lo previsto". "Los países candidatos deciden ellos mismos cuándo estarán preparados para ingresar", sentenció Schröder. "La fecha concreta dependerá del estado de los trabajos realizados por los candidatos", precisó.

"Seamos valientes en Niza y pensemos en Europa, en los pueblos de Europa del Este y Central, en Polonia, en Hungría y en el Báltico, y situemos los intereses nacionales por detrás de las tareas históricas de crear una Europa unida", dijo el canciller. "Los intereses nacionales no deben ser olvidados", agregó, "pero se deben postergar ante las tareas históricas". Polonia debe participar en el debate sobre el futuro de Europa en el marco de la conferencia que abordará la división de competencias en la UE en 2004, dijo Schröder, quien agregó que esa conferencia responde al interés de un pueblo que, como el polaco, aprecia el ejercicio de su soberanía y no la cede fácilmente.

Relaciones Berlín-Varsovia

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Alemania tiene intereses políticos y económicos en la ampliación, es el mayor socio comercial de Polonia y uno de los principales inversores. "Polonia es una de las regiones en crecimiento más atractivas de Europa", señaló el canciller, que se mostró partidario de encarar los miedos de los "escépticos" y "convencer" a los ciudadanos de la necesidad de la ampliación. Schröder cerró ayer viejas heridas entre la socialdemocracia alemana y el sindicato Solidaridad. Reconoció que "algunos políticos socialdemócratas no siempre le hicieron justicia a la organización", pero lo justificó en nombre del marco geopolítico de principios de los ochenta. Un sector de la intelectualidad polaca se distanció, decepcionada, de Brandt en 1985, cuando éste se negó a reunirse con el líder de Solidaridad, Lech Walesa, y a dar una señal al movimiento entonces reprimido. Se cumplía entonces el 15º aniversario del Tratado de Varsovia. Ayer, Schröder reconoció el mérito de Polonia en la reunificación alemana y reiteró que ésta sólo puede ser vista como parte de la reunificación europea.

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