Un buen síntoma JORDI BUSQUETS
La dimisión de Josep Maria Torrent como jefe de los servicios informativos de TV-3 es un síntoma, un buen síntoma, de que algo está cambiando en la televisión pública catalana. Y lo es también que Miquel Puig, director general de la Corporación Catalana de Radio y Televisión y, a la vez, director de TV-3, reconociera sin ambages ayer, en el Parlament, que la cobertura que se dio a la noticia del atentado contra el ex ministro socialista Ernest Lluch, en las horas inmediatas al suceso, fue "inadecuada".No es frecuente, entre quienes gestionan asuntos públicos, que los errores se reconozcan tan ...
La dimisión de Josep Maria Torrent como jefe de los servicios informativos de TV-3 es un síntoma, un buen síntoma, de que algo está cambiando en la televisión pública catalana. Y lo es también que Miquel Puig, director general de la Corporación Catalana de Radio y Televisión y, a la vez, director de TV-3, reconociera sin ambages ayer, en el Parlament, que la cobertura que se dio a la noticia del atentado contra el ex ministro socialista Ernest Lluch, en las horas inmediatas al suceso, fue "inadecuada".No es frecuente, entre quienes gestionan asuntos públicos, que los errores se reconozcan tan abiertamente y con tal prontitud. Y menos frecuente es aún que el reconocimiento del error vaya acompañado de una dimisión. Un aplauso, pues, para Torrent, para Puig y para el conjunto de los trabajadores de los servicios informativos de la emisora que, una vez superado el desaguisado de las primeras horas, realizaron un buen trabajo.
Miquel Puig ha sorteado con éxito el primer escollo importante al que ha tenido que enfrentarse desde su designación como director general de la CCRTV. El crédito que le otorgó hace unos meses su Consejo de Administración -integrado por representantes de los distintos partidos políticos- aceptando que ejerciera también la dirección de TV-3 sigue intacto.
La permanencia de Torrent, miembro de un equipo directivo anterior, al frente de los informativos había sido cuestionada tanto por los partidos políticos como por los profesionales de la casa. Tan contumaz fue entonces Puig en la defensa de Torrent como expeditivo ha sido ahora al aceptar su dimisión. Le corresponde a Puig, ahora, buscarle un sustituto: un profesional acreditado. En sus anteriores nombramientos -Francesc Escribano y Francesc Fàbregas- tiene el ejemplo que seguir.
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