Una exposición sobre la biblioteca de Falla revela la relación de sus lecturas con su música

La exposición sobre la biblioteca personal de Manuel de Falla, que se inaugura esta tarde en Granada, prueba que fue María Lejárraga, y no su marido, Gregorio Martínez Sierra, quien preparó el libreto de El corregidor y la molinera. Esta es una de las muchas sorpresas que depara el examen de la biblioteca del compositor, compuesta por unos 4.000 volúmenes, algunos minuciosamente anotados a lápiz. La exposición es el eje central de la cuarta edición de los encuentros sobre Falla que incluye, además, conciertos, conferencias y un curso de análisis musical.

El ejemplar de la novela de Pedr...

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La exposición sobre la biblioteca personal de Manuel de Falla, que se inaugura esta tarde en Granada, prueba que fue María Lejárraga, y no su marido, Gregorio Martínez Sierra, quien preparó el libreto de El corregidor y la molinera. Esta es una de las muchas sorpresas que depara el examen de la biblioteca del compositor, compuesta por unos 4.000 volúmenes, algunos minuciosamente anotados a lápiz. La exposición es el eje central de la cuarta edición de los encuentros sobre Falla que incluye, además, conciertos, conferencias y un curso de análisis musical.

El ejemplar de la novela de Pedro Antonio de Alarcón El sombrero de tres picos, que sirvió de inspiración para El corregidor y la molinera, contiene las anotaciones de María Legárraja que sirvieron para la adaptación final. Lajárraga fue uno de los más destacados negros de la literatura, si bien con una característica particular: sólo trabajó para su marido, Gregorio Martínez Sierra, que firmó todos sus libros, incluido el libreto de la obra de Manuel de Falla.El compositor gaditano fue un gran lector y luchos de los libros que pasaron por sus manos influyeron en su obra. Por ejemplo, para el inacabado proyecto de Atlántida Falla acumuló diferentes ediciones del poema homónimo de Jacinto Verdaguer, gramáticas de catalán, biografías de Cristóbal Colón, una historia antigua de Cádiz y un tratado de mitología griega.

Andrés Soria, comisario de la exposición, considera que existe una "estrechísima relación entre el Falla lector y el Falla creador, hasta el punto que puede presentarse como una constante la influencia de la literatura como fuente de inspiración para la música".

Los gustos de Falla eran muy variados. La literatura que le interesó se centraba en las obras de autores decimonónicos como Galdós, Pereda o Alarcón, aunque también se han conservado libros dedicados de poetas de la Generaciónd el 27 como Gerardo Diego o Rafael Alberti, que llegarían a sus manos a través de su amistad con García Lorca.

Los libros con más anotaciones son de temática religiosa, como el catecismo del concilio de Trento y las reflexiones de Jacques Maritain. Pero Falla conservó una serie de títulos incluidos en el índice de libros prohibidos de la Iglesia Católica, ejemplares de autores como Balzac y Lord Byron que fue autorizado a leer "por razón de estudios". Respecto a los libros musicales, la biblioteca contiene todo tipo de partituras y volúmenes, desde tratados de armonía, contrapunto y fuga, hasta los comentarios de Richard Strauss al tratado de orquestación de Berlioz.

La exposición será inaugurada esta tarde, en el auditorio Manuel de Falla, por el presidente del Parlamento andaluz, Javier Torres Vela, y es sólo una de las actividades programadas en la cuarta edición de los encuentros sobre el compositor que organizan conjuntamente la Fundación Archivo Manuel de Falla y la Orquesta Ciudad de Granada. Un ciclo de conferencias, un curso sobre análisis musical que se celebra del 23 al 26 de noviembre, y diferentes conciertos acompañan este año a la exposición.

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