El fiscal baja a la mitad las penas para los dueños del geriátrico de Reus

La fiscalía de Tarragona, tras un mes de vista oral caracterizada por el contenido opuesto de las declaraciones de los testigos e incluso de los peritos, ha rebajado a menos de la mitad la petición de penas para los propietarios de la residencia geriátrica Catalunya Llar de Reus, Gloria Pané y Josep Maria Mengual, y el médico Pere Gomis. La empleada Amèlia Castellnou, que se enfrentaba a una petición inicial de 67 años de prisión, ha quedado exculpada.

Los propietarios se enfrentan a sendas penas de 30 años y un mes de cárcel, y el facultativo, sin riesgo ya de privación de libertad, a ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La fiscalía de Tarragona, tras un mes de vista oral caracterizada por el contenido opuesto de las declaraciones de los testigos e incluso de los peritos, ha rebajado a menos de la mitad la petición de penas para los propietarios de la residencia geriátrica Catalunya Llar de Reus, Gloria Pané y Josep Maria Mengual, y el médico Pere Gomis. La empleada Amèlia Castellnou, que se enfrentaba a una petición inicial de 67 años de prisión, ha quedado exculpada.

Los propietarios se enfrentan a sendas penas de 30 años y un mes de cárcel, y el facultativo, sin riesgo ya de privación de libertad, a un año y un mes. La petición de pena anterior era de 67 años para Pané y 70 para Mengual por cuatro muertes, una imprudencia temeraria y tres detenciones ilegales. Ahora las penas, por los dos homicidios, lesiones y una detención ilegal, se reducen a la mitad.No se ha hecho ni una sola mención de que se limpiaran llagas con lejía, ni de hormigas trituradas en la comida, ni de que se pegara o insultara a los ancianos. En sus conclusiones definitivas, la fiscalía mantiene su teoría de que los ancianos, al poco de llegar a la residencia, muchos de ellos por su propio pie, recibían de forma continua y casi diariamente sedantes y neurolépticos, administrados por el matrimonio Mengual.

El objetivo, según el ministerio público, era que los residentes no molestaran y, por lo tanto, no dieran más trabajo, "dado el insuficiente personal que tenían contratado". El acusador apunta que la pareja no tenía intención de causar la muerte. Tras asegurar que ambos poseen "un elevado coeficiente intelectual y cultural", añade que eran conocedores del peligro de sobremedicar a los ancianos y que habían aceptado la posibilidad de la muerte de algunos de ellos. A causa de esta medicación, que se hacía con el desconocimiento del facultativo del centro, los ancianos "se quedaban sin fuerzas y postrados", por lo que fallecieron muchos de ellos a los pocos días de ser ingresados, según el relato de la fiscalía.

Pese a incluir una lista de 18 residentes que murieron en la residencia, únicamente se considera probada la intervención del matrimonio en el fallecimiento de dos de ellos.

En el caso de Amèlia Castellnou, la única trabajadora del centro imputada, la rebaja de la fiscalía es total, pese a que en un principio el acusador la situaba en el mismo nivel que el matrimonio Mengual, con una petición de 66 años de prisión. Castellnou queda exculpada: "No consta que por iniciativa propia administrara sedantes no prescritos". La ex empleada deberá continuar en el banquillo porque las dos acusaciones particulares mantienen su petición de pena por imprudencia temeraria.

La suavización de la petición fiscal comporta que la prisión ya no sea una amenaza para Pere Gomis, el médico del centro. Una imprudencia temeraria en la muerte de Rosa Rafí por no ordenar su ingreso en un centro hospitalario por neumonía, un año de prisión. Y un mes por las lesiones causadas a Concepción Colonques, a la que, por la evolución de su diabetes, se le tuvo que amputar una pierna.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Pese a la diferencia en la petición de penas, el fiscal mantiene gran parte de las acusaciones que hizo en el transcurso del juicio. Según el relato fiscal, la sedación de los ancianos evitaba al matrimonio tener que moverlos para que no estuviesen siempre en la misma posición y cambiarles los pañales. Las sábanas no se renovaban con asiduidad, y tampoco las jeringuillas, aun cuando éstas fueran de un solo uso. A veces se inyectaba a varios residentes con la misma. En el escrito se añade que se cocinaba en una habitación pequeña, habilitada en un principio como lavabo. Asimismo se constata que se ató a ancianos a la cama sin la preceptiva orden médica y que, en algún caso, se llegó a encerrar a algunos bajo llave. El juicio finalizará, después de más de un mes de vista oral, la próxima semana, con la presentación de las conclusiones de las defensas de los procesados.

Archivado En