Ripstein regresa al "México profundo" con la película 'La perdición de los hombres'

El filme, Concha de Oro en San Sebastián, se estrena el viernes

México -"el México profundo", matizan- es el territorio favorito del cineasta Arturo Ripstein y su habitual guionista y esposa, Paz Alicia Garciadiego. El absurdo y la comedia "negra y atroz" se mezclan, según el director de Profundo carmesí, en La perdición de los hombres.La película, que logró la Concha de Oro en el pasado Festival de San Sebastián y que el viernes se estrena en toda España, parte de una popular ranchera para narrar la historia de dos mujeres que son la perdición de un hombre (un hombre que, además, tiene otra perdición: el béisbol). Dos mujeres que se d...

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Morir por el béisbol

México -"el México profundo", matizan- es el territorio favorito del cineasta Arturo Ripstein y su habitual guionista y esposa, Paz Alicia Garciadiego. El absurdo y la comedia "negra y atroz" se mezclan, según el director de Profundo carmesí, en La perdición de los hombres.La película, que logró la Concha de Oro en el pasado Festival de San Sebastián y que el viernes se estrena en toda España, parte de una popular ranchera para narrar la historia de dos mujeres que son la perdición de un hombre (un hombre que, además, tiene otra perdición: el béisbol). Dos mujeres que se disputan el cadáver del hombre que compartieron en vida.

"Esta película es muy mexicana, por el ambiente y por el concepto", afirmó ayer en Paz Alicia Garciadiego en Madrid. "Muy mexicana en concepto", continuó la guionista, "porque la relación con el absurdo es el leit motiv de la película y por la disociación que existe en la película entre los actos y sus consecuencias. Es fácil encontrar la idea de lo absurdo en lo mexicano, tenemos una relación esquizofrénica con la realidad, aprendemos el mundo antes de conocerlo".

La película, que también logró una Concha de Plata al mejor guión, arranca con un crimen chapucero, cometido por dos tipos que luego se encargan de velar toda la noche el cadáver. "Me parecía una buena idea que alguien muriera por un deporte tan horrible como el béisbol", dice Paz Alicia Garciadiego. "El béisbol no es un deporte popular en México, pero en los colegios de niñas nos obligaban a jugarlo y yo lo odiaba y lo odio. Para mí, la perdición de los hombres no son las mujeres, sino el béisbol. Mi madre siempre pensó que el fútbol había arruinado su matrimonio y yo quería reflejar eso", añade la guionista.Rodada en blanco y negro ("para retratar mejor la esencia del paisaje mexicano, un paisaje poco proclive a la belleza", asegura Ripstein) y con cámara digital ("he intentado despojar a la película de cualquier adorno"), La perdición de los hombres nació de un proyecto de Canal+ titulado Del corto al largo, en el que varios realizadores consagrados realizaban una película de corta duración.

La película -con la que Ripstein ha conseguido su segunda Concha de Oro, tras la que logró con Principio y fin- se titulaba originalmente Dos deudas. Tanto Ripstein como Garciadiego han querido alargar porque, dicen, se lo pedían "los personajes", como les pedía el muerto "a gritos" el narrar el tercer tramo del filme, aquel en que se reconstruye el día antes del asesinato y se narra el porqué del crimen que desata la trama.

"Queríamos detener la mirada", afirma Ripstein, "y frenar la velocidad del cine actual para volver a mirar, a disfrutar mirando", añade. "Al escribir el guión", continúa Paz Alicia Garciadiego, "pensaba mucho en el pasaje de Guerra y paz de la muerte del príncipe Andrei y como allí el tiempo, literalmente, se detiene. Eso en cine jamás puede ocurrir porque, al contrario, el tiempo se expande y alarga. Pero esa idea me obsesionaba: detener lo que invariablemente se mueve".

Para Garciadiego "ésta es la historia de un fracasado, al que sus compañeros le dicen lo mal que juega al béisbol, al que sus mujeres le recuerdan lo mal marido que es y al que Dios le dice constantemente que su vida no es lo que debería ser".

Para Arturo Ripstein y su guionista, el cine inventa la realidad, y cuando se inventa la realidad, "se tiene que reinventar el lenguaje". "Yo siento compasión por mis personajes", añade Alicia Garciadiego, "pero creo que la crueldad es una cuestión genética".

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