Crítica:CANTO

Directamente al estómago

Ocho meses después de intervenir en los ciclos de Lied con La bella molinera, Goerne y Schneider han vuelto a Madrid con El canto del cisne, tercero de los grandes ciclos de Schubert, si se acepta como tal la yuxtaposición de poemas de diferente signo de Rellstab y Heine, con el añadido de La paloma mensajera de Seidl, última canción catalogada de Schubert, que los artistas alemanes colocaron al principio del ciclo para no romper el clima dramático que se deriva de la canción El doble.La interpretación fue un viaje al fondo de la noche, una reflexión sobre la...

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Ocho meses después de intervenir en los ciclos de Lied con La bella molinera, Goerne y Schneider han vuelto a Madrid con El canto del cisne, tercero de los grandes ciclos de Schubert, si se acepta como tal la yuxtaposición de poemas de diferente signo de Rellstab y Heine, con el añadido de La paloma mensajera de Seidl, última canción catalogada de Schubert, que los artistas alemanes colocaron al principio del ciclo para no romper el clima dramático que se deriva de la canción El doble.La interpretación fue un viaje al fondo de la noche, una reflexión sobre la vida y la muerte expuesta con una carga emocional que iba directamente al estómago. Aunque barítono y pianista mostraron algunas fragilidades en los lieder previos sobre poemas de Schiller, sacaron a la luz su extraordinaria capacidad narrativa en canciones como Anhelo primaveral, con texto de Rellstab, pero el escalofrío de la noche se desencadenó con las seis últimas canciones sobre textos de Heine.

Matthias Goerne (barítono)

Eric Schneider. Schubert: canciones sobre poemas de Schiller y El canto del cisne. VII Ciclo de Lied. Fundación Caja de Madrid, Teatro de La Zarzuela, 6 de noviembre.

La fuerza irresistible con que acometieron Atlas, dejó paso a una dramática, profunda y estremecedora versión de Su retrato. La pescadora fue un momento de transición, un suspiro. A partir de La ciudad el recital alcanzó unas cotas de intensidad crepuscular verdaderamente turbadoras. Los intérpretes se transfiguraron en su descenso a los abismos, y cuando al final comenzó la última de las canciones, El doble, con la frase "tranquila está la noche", el estremecimiento era inevitable porque más allá de esta música únicamente existe el silencio. Lo que el silencio tiene de música esencial.

El VII Ciclo de Lied ha comenzado en punta. No creo que me ciegue excesivamente la pasión al afirmar que es en estos momentos el ciclo musical más excitante de todos los que existen en Madrid. Se ha consolidado un público fiel y se ha consolidado también la asistencia de un grupo de cantantes que se encuentran a gusto en estas convocatorias. Pesos pesados como Goernes, Qhasthoff, Bonney o Hampson acuden en la actual edición por tercera vez. Un lujo.

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