El festival Periferias acerca el legado de Kraftwerk y el mambo

Un venezolano y seis daneses junto a un alemán haciendo versiones de Kraftwerk en clave de cumbia, mambo y cha-cha-cha. Una agrupación de tambores recreando percusivamente el universo maquinal y robótico del mítico grupo alemán. Un norteamericano ataviado como la gobernanta de un internado austriaco interpretando a su manera también a Kraftwerk. Dos magrebíes nacidos ya bajo el dominio de las pilas alcalinas llamando Trans Morocco Express al Trans Europe Express. Todo ello, en un antiguo matadero reconvertido en centro cultural. Todo ello, lejos de los hipotéticos centros de difu...

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Un venezolano y seis daneses junto a un alemán haciendo versiones de Kraftwerk en clave de cumbia, mambo y cha-cha-cha. Una agrupación de tambores recreando percusivamente el universo maquinal y robótico del mítico grupo alemán. Un norteamericano ataviado como la gobernanta de un internado austriaco interpretando a su manera también a Kraftwerk. Dos magrebíes nacidos ya bajo el dominio de las pilas alcalinas llamando Trans Morocco Express al Trans Europe Express. Todo ello, en un antiguo matadero reconvertido en centro cultural. Todo ello, lejos de los hipotéticos centros de difusión cultural de España. Ocurrió el jueves en Huesca, sede de un encuentro artístico que recela de lo consabido y apuesta por la imaginación. Su nombre: Periferias.En Huesca, en un escenario que reivindicaba la periferia, se encontraron músicos de no menos de seis países para versionar a Kraftwerk desde campos estilísticos que nada tienen que ver con el grupo alemán. La organización de Periferias lo denomina Colisión. Es uno de los apartados de este evento que pone en contacto mundos en principio ajenos.

El Grupo de Tambores de Huesca versionó We are the robots y Pocket calculator a base de redobles y bombo. Luego vino Terre Thaemliz, la institutriz norteamericana, y se pasó a los teclados programados poniéndose en plan solemne. Amira Saqati, los dos magrebíes, siguieron en plan etno-techno, y cerraron la noche los seis daneses, el venezolano y el alemán que se hacen llamar Señor Coconut y Su Conjunto. Era la primera vez que actuaban en España. Lo más refrescante de la noche lo puso el señor Coconut, más que nada por la carga irónica de su propuesta. Ajeno a los prejuicios, este colectivo se puso a tumbar como si los sonidos caribeños formasen parte de su herencia genética.

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