Guía para acceder a una plaza

Ni el acceso al puesto de trabajo ni la manera de trabajar una vez en Estados Unidos tiene nada que ver con lo que se hace en España. Para un profesor español, la experiencia norteamericana es tanto una aventura personal como profesional. La primera dificultad para conseguir una plaza de profesor en EE UU se encuentra en Madrid, donde se celebran las pruebas para se profesor en colegios e institutos norteamericanos. La premisa básica que debe tener en mente cualquier aspirante es que el hecho de que sea profesor de secundaria o de primaria no significa que acceda al mismo nivel de enseñanza en...

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Ni el acceso al puesto de trabajo ni la manera de trabajar una vez en Estados Unidos tiene nada que ver con lo que se hace en España. Para un profesor español, la experiencia norteamericana es tanto una aventura personal como profesional. La primera dificultad para conseguir una plaza de profesor en EE UU se encuentra en Madrid, donde se celebran las pruebas para se profesor en colegios e institutos norteamericanos. La premisa básica que debe tener en mente cualquier aspirante es que el hecho de que sea profesor de secundaria o de primaria no significa que acceda al mismo nivel de enseñanza en Estados Unidos. El primer obstáculo es el examen escrito, que incluye una prueba de matemáticas en inglés que, a pesar de no ser excesivamente difícil, deja atónitos a muchos de los quieren cambiar de país, a menudo procedentes de filologías u otras carreras de letras. Otra novedad para un docente español son las dos entrevistas personales. En la segunda, un representante por cada distrito que busca docentes someterá al candidato a un ejercicio de resolución de conflictos en el aula.

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Una vez conseguido el trabajo, la formalidad y la supervisión -algo poco usual para los profesores españoles- se convierte en un compañero habitual del profesor. Al contrario de lo que ocurre en España, donde la clase es un lugar casi sagrado en el que sólo caben profesor y alumnos, en las aulas estadounidenses las puertas han de estar siempre abiertas.

El trasiego no será poco. Por allí pasará el director del centro a observar cómo da sus clases el profesor, no importa que sea un recién llegado de España o un senior autóctono. Al principio, las visitas serán para vigilares; posteriormente, para evaluar al docente, que los primeros años se la juega con esas evaluaciones. También los padres, profesores de apoyo y asistentes entrarán y saldrán con total libertad del aula. Y luego, la formalidad: desde educación infantil hasta high school (el instituto), la señorita Ana será Mrs. García.

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