LAS VENTAS

Fue de pesadilla

Fue de pesadilla. Hubo riesgo de que la función, última de la temporada, ni siquiera llegara a celebrarse, por el temporal de lluvias, y a la hora señalada para su comienzo resultó que lucía el sol. El panorama, por tanto, hacía presagiar un final feliz; el ánimo estaba optimista; el cuerpo, de jota. Pero nada de eso traía visos de realidad. Empezó, y fue -sí- como una cosa de pesadilla: la función venía siniestra, el cielo se puso plomizo, la sierra envió sus peores vientos y en el redondel no daba un pase ni dios.Pase a derechas, se quiere decir. No es que los novillos se mostraran renuentes...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Fue de pesadilla. Hubo riesgo de que la función, última de la temporada, ni siquiera llegara a celebrarse, por el temporal de lluvias, y a la hora señalada para su comienzo resultó que lucía el sol. El panorama, por tanto, hacía presagiar un final feliz; el ánimo estaba optimista; el cuerpo, de jota. Pero nada de eso traía visos de realidad. Empezó, y fue -sí- como una cosa de pesadilla: la función venía siniestra, el cielo se puso plomizo, la sierra envió sus peores vientos y en el redondel no daba un pase ni dios.Pase a derechas, se quiere decir. No es que los novillos se mostraran renuentes. Hubo de todo. Novillos claros y novillos oscuros. Novillos que demostraban su franquía, novillos tardos o rervones. Novillos, por cierto, en su mayoría jaboneros, que es pelaje curioso. Hasta hace poco hablaban de jaboneros y la afición entendía que se traba de los toros de Prieto de la Cal. Ahora vienen con el hierro de Julio de la Puerta y es justo ponderar su trapío y su bella estampa.

Puerta / Serrano, Casasola, Cadena

Novillos de Julio de la Puerta (uno devuelto por inválido), con trapío y casta, manejables; 5º, sobrero, de El Serrano, bien presentado, bravucón, noble.Agustín Serrano: silencio en los dos. Leopoldo Casasola, de México, nuevo en esta plaza: aviso y silencio; vuelta protestada. Ramiro Cadena, de Colombia, nuevo en esta plaza: aviso y silencio; palmas. Plaza de Las Ventas, 22 de octubre. Menos de media entrada.

Hubo un quinto novillo que registraba jabonero el programa oficial, salió de luto riguroso, y la afición se puso levantisca. El popular Salva, apuntó desde el 7 que lo habían teñido. "Lo habéis teñido y se ha quedado débil", decía. Y, cual premonición, empezó el novillo negro a desplomarse y el presidente lo devolvió al corral. Soltaron entonces un sobrero perteneciente a una ganadería con nombre de jamón: El Serrano. Y sacó la excelencia de la nobleza, brindando a su matador la oportunidad de obtener un triunfo.

La verdad es que no lo obtuvo. El matador, Leopoldo Casasola, mexicano y debutante, exhibió el pundonor que ya había demostrado en su anterior intervención con un novillo reservón, corrió bien la mano en los derechazos, bajó en su interpretación del natural, volvió a los derechazos ya sin templanza ni ligazón...

El también debutante Ramiro Cadena, colombiano, destacó con el capote. Los lances a la verónica embraguetándose, los ceñidos delantales y unas apretadas chicuelinas, le valieron olés y ovaciones. Con la muleta, en cambio, no lograba reunir, menos aún dominar.

Agustín Serrano, que ya es veterano -tiene 29 años, hace 12 que debutó con caballos- desplegó buena técnica y correctas formas, con algún muletazo hondo, aunque parecía bisoño. Muchas veces la veteranía no es un grado ni significa nada, si en los años de actividad teórica no le dieron ocasión de torear.

Los tres espadas merecen venir a Madrid. Ahora bien, no juntos ni revueltos porque pueden dar la tarde, según sucedió.Entre lo mal que torearon y el frío que hizo aquello no parecía un día de fiesta sino la noche de Walpurgis.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En