Error de apreciación

En la edición del 3 de octubre, en esta misma sección, reproducen una carta firmada por Antonio Muñoz Molina en la que se realizan determinadas apreciaciones sobre mi trabajo profesional -concretamente, una crítica de la adaptación de su novela Plenilunio, dirigida por Imanol Uribe, publicada en El Espectador el pasado domingo 1 de octubre- que creo necesitan de respuesta, toda vez que parten de un error de apreciación (de información, tal vez), que paso a aclarar.En mi crítica, yo me hacía eco de los pitidos y carcajadas a destiempo que acompañaron la proyección de la película en el pase de p...

En la edición del 3 de octubre, en esta misma sección, reproducen una carta firmada por Antonio Muñoz Molina en la que se realizan determinadas apreciaciones sobre mi trabajo profesional -concretamente, una crítica de la adaptación de su novela Plenilunio, dirigida por Imanol Uribe, publicada en El Espectador el pasado domingo 1 de octubre- que creo necesitan de respuesta, toda vez que parten de un error de apreciación (de información, tal vez), que paso a aclarar.En mi crítica, yo me hacía eco de los pitidos y carcajadas a destiempo que acompañaron la proyección de la película en el pase de prensa en el que yo la vi, en el Teatro Principal, el miércoles 27 de septiembre, a las 19.30. Dudo que en cualquier otra ocasión tenga tan perfectamente claro con quién contemplé la película: con compañeros de profesión acreditados ante el festival como críticos, informadores y periodistas, y no con militantes batasunos. Vi la película rodeado de colegas españoles, mexicanos, argentinos y anglosajones, y, ciertamente, no puedo decir lo que ocurrió en otras sesiones, esta vez con público de pago. Es de esa sesión de la que hablo, la primera pública, como digo en mi crítica, y no de las siguientes, de las que, por otra parte, no tenía obligación de dar fe a mis lectores, puesto que no eran de mi competencia informativa.-