RAÚL GARAJULIC EX EMBAJADOR DE BOLIVIA

"Bolivia ya ha hecho su Plan Colombia"

Se define no como un "embajador de carrera" sino como un "embajador a la carrera". Así explica Raúl Garajulic su paso por la legación diplomática de Bolivia en Madrid de 1989 a 1991. En aquel momento el Gobierno boliviano quería dar una orientación empresarial a sus relaciones con España y Garajulic fue el elegido. Ahora, alejado de la política y dedicado a los negocios, el ex embajador, hoy principal empresario de la comunicación de Bolivia, de 60 años, se califica como "una opinión independiente" que quiere reivindicar para su país "un logro inédito en el mundo": la eliminación de más del 90...

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Se define no como un "embajador de carrera" sino como un "embajador a la carrera". Así explica Raúl Garajulic su paso por la legación diplomática de Bolivia en Madrid de 1989 a 1991. En aquel momento el Gobierno boliviano quería dar una orientación empresarial a sus relaciones con España y Garajulic fue el elegido. Ahora, alejado de la política y dedicado a los negocios, el ex embajador, hoy principal empresario de la comunicación de Bolivia, de 60 años, se califica como "una opinión independiente" que quiere reivindicar para su país "un logro inédito en el mundo": la eliminación de más del 90% de los cultivos de coca de Bolivia. El plan de erradicación, puesto en marcha por una ley hace diez años y mantenido durante los sucesivos Gobiernos bolivianos, ha conseguido reducir a 2.500 las 30.000 hectáreas de la zona tropical de Chapare, el principal centro de producción del país, que se dedicaban al cultivo de hoja de coca. Un logro "que se ha hecho de manera aceptable desde el punto de vista de los derechos humanos", "con una importante labor del Gobierno de Hugo Bánzer y con el respaldo de las Fuerzas Armadas -la razón del éxito-", según Garajulic.

A cambio, el coste económico para Bolivia ha sido altísimo. Se calcula que entre 40.000 y 45.000 familias dependían del cultivo de la coca para subsistir. "Se ha hecho un gran esfuerzo en cultivos alternativos para sustituir la economía de la coca y revertirla hacia banano, palmito, piñas", afirma el empresario. La erradicación concertada preveía indemnizaciones de unos 2.000 dólares por hectárea (384.000 pesetas) durante un plazo determinado. Los que no lo hicieron a tiempo se quedaron sin compensación.

Además, se calcula que en Bolivia han dejado de circular unos 500 millones de dólares (96.000 millones de pesetas) provenientes del narcotráfico. Todo un esfuerzo que, según Garajulic, no ha tenido una adecuada contrapartida de la comunidad internacional hacia Bolivia, uno de los países más pobres de Latinoamérica, inmerso en una grave crisis económica. "En alguna medida todos los bolivianos estamos muy orgullosos pero éste no es un problema boliviano, es un problema mundial. Lo malo es que el coste económico de este esfuerzo sólo lo paga el pueblo boliviano".

Garajulic subraya la condición de modelo que el caso de Bolivia puede suponer para otros países en su lucha contra el narcotráfico. Por ejemplo para Colombia, donde Washington planea invertir 1.300 millones de dólares (249.000 millones de pesetas, el 80% en ayuda militar), a través del polémico Plan Colombia, para la erradicación del cultivo de coca en el país latinoamericano. "Hay que ayudar a Colombia para que lo haga, por supuesto, pero hay que ayudar a Bolivia porque lo hizo", opina el empresario. Existen sin embargo ventajas comparativas importantes: "La suerte de que la política no ha sido narcotizada y no tenemos guerrilla".

El desafío es ahora conseguir que una vez erradicado el cultivo no rebrote -con una excepción: se han conservado unas 3.000 hectáreas en la zona norte de la capital, La Paz, donde la masticación de la hoja de coca tiene todavía un carácter ritual entre los campesinos- y superar la crisis económica. "Tiene que haber una correspondencia con los países desarrollados no sólo con ayuda económica sino también con la apertura de mercados, transferencia de tecnología, cooperación en el desarrollo de la educación... para que Bolivia pueda demostrar al mundo que se puede conseguir", afirma Garajulic. "Si el país termina fracasando en una crisis económica que lleva a una crisis social... no sería el mejor ejemplo".

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