El ejemplo de Sarrià y el Espanyol

El Ayuntamiento de Barcelona, gobernado por el PSOE, y la Generalitat de Cataluña (CiU), tienen una experiencia reciente en recalificaciones urbanística para resolver los apuros financieros de un equipo de fútbol. Ocurrió hace dos años, cuando se recalificó el estadio de fútbol de Sarrià, propiedad del Espanyol, para que el equipo de fútbol pudiera aliviar sus deudas, calculadas en unos 10.000 millones de pesetas. El proceso para recalificar Sarrià de manera que se pudieran levantar viviendas y comercios fue polémico y complejo. Duró más de dos años (entre 1995 y 1997).

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El Ayuntamiento de Barcelona, gobernado por el PSOE, y la Generalitat de Cataluña (CiU), tienen una experiencia reciente en recalificaciones urbanística para resolver los apuros financieros de un equipo de fútbol. Ocurrió hace dos años, cuando se recalificó el estadio de fútbol de Sarrià, propiedad del Espanyol, para que el equipo de fútbol pudiera aliviar sus deudas, calculadas en unos 10.000 millones de pesetas. El proceso para recalificar Sarrià de manera que se pudieran levantar viviendas y comercios fue polémico y complejo. Duró más de dos años (entre 1995 y 1997).

Los deseos iniciales de los dirigentes del Espanyol chocaron con las intenciones de los dirigentes municipales de Barcelona. El equipo de fútbol pretendía una edificabilidad de 2,75 metros cuadrados por metro cuadrado de suelo -Florentino Pérez ha pedido 1,4- para lograr unos ingresos de 12.000 millones por la venta de ese suelo residencial, donde se podrían construir cerca de 800 viviendas.

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Vecinos, arquitectos y concejales protestaron contra el plan urbanístico y lo fueron reduciendo hasta dejarlo en menos de 500 viviendas (con una edificabilidad de 2 metros cuadrados por cada metro cuadrado de suelo) y una serie de contraprestaciones para la ciudad que saldrían de las arcas del club. El Espanyol, a cambio de la recalificación, se comprometió a hacer un parque y una ciudad deportiva.

Sólo un grupo político, IC-EV, se opuso a la recalificación de los terrenos. Los socios del Espanyol aprobaron también la venta para evitar que las deudas acabaran obligando al club a jugar en Segunda B.

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