Temor a que renazca el poder militar

Mientras El Salvador vigila sus cielos, Costa Rica toma medidas para controlar mejor sus aguas mediante la aprobación de una ley que profesionalice aún más a sus guardacostas en la lucha contra la droga. Ha empezado por nombrar como director a Claudio Pacheco, que se graduó en la Academia Naval de EE UU. Estas nuevas funciones preocupan a los centroamericanos, temerosos de un posible renacer del poder militar. Los costarricenses están orgullosos de haber abolido el Ejército en 1948, y se muestran suspicaces ante cualquier modalidad de fuerzas armadas, mientras que otros países recuerdan todaví...

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Mientras El Salvador vigila sus cielos, Costa Rica toma medidas para controlar mejor sus aguas mediante la aprobación de una ley que profesionalice aún más a sus guardacostas en la lucha contra la droga. Ha empezado por nombrar como director a Claudio Pacheco, que se graduó en la Academia Naval de EE UU. Estas nuevas funciones preocupan a los centroamericanos, temerosos de un posible renacer del poder militar. Los costarricenses están orgullosos de haber abolido el Ejército en 1948, y se muestran suspicaces ante cualquier modalidad de fuerzas armadas, mientras que otros países recuerdan todavía sus años de gobiernos militares.Incluso a los centroamericanos que apoyan la labor anti droga del Ejército de EE UU les preocupa la veleidad norteamericana, y se preguntan hasta qué punto es verdaderamente serio su compromiso.

Durante las guerras civiles centroamericanas, las donaciones de equipos por parte de EE UU incluían los fondos necesarios para su mantenimiento. El hecho de que ahora no quieran dar ese dinero hace que algunos centroamericanos, que apoyan la labor conjunta de lucha contra la droga, estén preocupados por el grado y la fiabilidad del compromiso estadounidense. Además, insisten en que el problema se ha agravado porque EE GUU toleró el tráfico de drogas en una época en la que habría sido más fácil controlarlo.

De todas formas, dado que los fondos de los traficantes son aparentemente ilimitados y los presupuestos de las autoridades mucho más escasos, da la impresión de que si los centroamericanos desean detener el tráfico de narcóticos en la región tienen pocas alternativas, aparte de aceptar la ayuda de EE UU, con sus riesgos y sus inconvenientes.Pacheco calcula que de sus 30 navíos guardacostas nunca funcionan bien al mismo tiempo más que siete u ocho. "No es que no podamos repararlos, es que no merece la pena", explica.

Asimismo, los pilotos dicen que no tiene sentido actualizar el radar de los nueve viejos aparatos A-37 de El Salvador. Los funcionarios estadounidenses hablan de ayudar a los pilotos salvadoreños, pero cuando se les piden detalles concretos mencionan gafas de visión nocturna, no aviones nuevos.

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El dinero es la gran diferencia entre la guerra actual contra las drogas y la guerra contra el comunismo que se libró aquí en los años ochenta, según funcionarios estadounidenses y centroamericanos que han vivido ambas campañas. "En aquella época, les entrenábamos para usar los equipos que acababan de recibir", explica otro empleado del Departamento de Defensa. "Ahora les entrenamos primero, y las peticiones de equipos ya llegarán después".

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