Italia pide que la Europol asuma el control de la inmigración ilegal en sus fronteras

La permanente situación de emergencia que vive Italia, donde cada semana desembarcan centenares de inmigrantes ilegales, ha llevado al ministro del Interior, Enzo Bianco, a pedir ayuda. Roma considera que debe ser la Unión Europea, a través de la Europol, la que asuma el control de las fronteras de alto riesgo, pues, a su juicio, se trata de un problema que sobrepasa las dimensiones nacionales hasta convertirse en un problema europeo. Bianco propone además aplicar a los traficantes de personas la misma legislación que reprime a las organizaciones mafiosas.

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La permanente situación de emergencia que vive Italia, donde cada semana desembarcan centenares de inmigrantes ilegales, ha llevado al ministro del Interior, Enzo Bianco, a pedir ayuda. Roma considera que debe ser la Unión Europea, a través de la Europol, la que asuma el control de las fronteras de alto riesgo, pues, a su juicio, se trata de un problema que sobrepasa las dimensiones nacionales hasta convertirse en un problema europeo. Bianco propone además aplicar a los traficantes de personas la misma legislación que reprime a las organizaciones mafiosas.

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Países de tránsito

Las declaraciones del ministro coinciden con una nueva alarma desencadenada por los últimos desembarcos de inmigrantes ilegales chinos, que alcanzan las costas italianas desde la vecina Albania, Grecia, u otros países de la ex Yugoslavia, y las noticias de que un gran contingente procedente de China está a la espera de una oportunidad para cruzar el Adriático.Las últimas estadísticas manejadas por el Ministerio del Interior apuntan a una disminución (de hasta el 47%) del flujo de inmigrantes ilegales llegados a las costas de la península hasta el 15 de julio, en relación con el mismo periodo de 1999. Sin embargo, la realidad de la segunda quincena de ese mes, y los primeros días de agosto, muestran todo lo contrario: un alarmante incremento en el número de desembarcos, entre ellos el de 60 inmigrantes chinos, ocurrido hace cuatro días, que se saldó con la muerte de dos mujeres arrojadas al mar por los traficantes.

El Gobierno italiano ha tocado a rebato y ha convocado en Roma a representantes de Exteriores y de Interior de los llamados países de tránsito en este tráfico de esclavos (Eslovenia, Croa-cia, Bosnia-Herzegovina, Albania, Macedonia, Grecia, Turquía y Bulgaria), con el fin de estudiar una estrategia común capaz de hacer frente a las redes internacionales que gestionan este contrabando de personas.

El propio subsecretario de Exteriores italiano, Umberto Ranieri, reconocía el jueves un cambio en la nacionalidad de los inmigrantes. "De cada 10 ilegales procedentes de Albania, sólo uno o dos son albaneses". El resto procede de Rumania, de los países de la antigua Yugoslavia y, en ocasiones, como en la última oleada, de China. El subsecretario se ha visto obligado a matizar sus declaraciones anteriores para recalcar que no existe "ningún peligro amarillo".

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El ministro del Interior, Enzo Bianco, propone en una entrevista publicada ayer por Il Corriere della Sera, que la Unión Europea se involucre en la lucha contra los traficantes de personas, y sugiere algunas medidas urgentes para frenar este éxodo. "Nuestros socios europeos han comprendido que éste es un problema de la UE. Por eso creo que ha llegado el momento de pensar en utilizar los contingentes de la Europol, es decir, de fuerzas de policía también de otros países, en el control de nuestras fronteras, que son las fronteras de Europa", dice Bianco. En el diario La Repubblica, el subsecretario de Interior, Massimo Brutti, sostiene que "la inmigración ilegal es un asunto europeo".Bianco, miembro del partido que fundara hace poco más de un año Romano Prodi, es partidario además de aplicar la legislación antimafia a los integrantes de estas redes internacionales que gestionan el tráfico de personas, drogas, armas y cigarrillos de contrabando al mismo tiempo. "Hay que valorar la posibilidad de aplicarles el delito de asociación delictiva mafiosa y consiguientemente, condenarles (...) con un régimen de cárcel duro".

Entre tanto, el Ministerio de Exteriores italiano estudia la posibilidad de iniciar alguna acción diplomática ante el Gobierno chino, para convencerle de la necesidad de frenar esta oleada de inmigración, como ya hiciera con las autoridades de la vecina Grecia, y con Turquía.

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