Un goteo que envenena

Centrales térmicas, camiones que derrapan, empresarios que aprovechan las crecidas, industrias mineras... hasta las depuradoras pueden ser una fuente de envenenamiento para las aguas interiores españolas. Una masa hídrica cuyo estado, en contraste con la abundancia de banderas azules de las costas, ha supuesto varias amonestaciones de la Comisión Europea al Gobierno español, como la afectuada del 27 de julio de este año por la falta medidas gubernamnetales para reducir su contaminación.La rotura de la presa de Bolidén en Aznalcóllar en abril de 1998 fue la última gran catástrofe, sobre todo po...

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Centrales térmicas, camiones que derrapan, empresarios que aprovechan las crecidas, industrias mineras... hasta las depuradoras pueden ser una fuente de envenenamiento para las aguas interiores españolas. Una masa hídrica cuyo estado, en contraste con la abundancia de banderas azules de las costas, ha supuesto varias amonestaciones de la Comisión Europea al Gobierno español, como la afectuada del 27 de julio de este año por la falta medidas gubernamnetales para reducir su contaminación.La rotura de la presa de Bolidén en Aznalcóllar en abril de 1998 fue la última gran catástrofe, sobre todo por su repercusión en el parque de Doñana. Pero desde entonces, un goteo incesante accidentes y acciones intencionadas han continuado ensuciando los ríos de todas las cuencas españolas.

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Por hablar sólo de derivados del petróleo y de este verano, el 26 de julio IU denunció el vertido de 15.000 litros de gasóleo de una fábrica de cápsulas de botellas en el río Ebro a su paso por Logroño. A finales de junio, fue el río Anguera, en Tarragona, el que recibió 20.000 litros de fuel de un camión cisterna que volcó. Apenas la quinta parte que lo vertido al Tajo por la central de Aceca en el, de momento, mayor vertido de combustibles del año.

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