Reportaje:

Nuevas pistas sobre la historia de los agujeros negros en los centros galácticos El telescopio 'Hubble' acaba de descubrir ocho objetos de este tipo

En el último recuento de agujeros negros, que acaba de producir nuevos anuncios, los astrónomos han detectado enormes objetos de este tipo en el centro de más de 30 galaxias. Según los científicos, ya hay un número suficiente de ellos para reconocer dónde, cuándo y cómo se forman los agujeros negros más comunes. Nuevas observaciones con el telescopio espacial Hubble respaldan la teoría de que el agujero negro no precede al nacimiento de una galaxia, sino que evoluciona con la misma. Se alimentan del mismo colapso interno de gas que produce la formación de estrellas en la galaxia.

Los ha...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

En el último recuento de agujeros negros, que acaba de producir nuevos anuncios, los astrónomos han detectado enormes objetos de este tipo en el centro de más de 30 galaxias. Según los científicos, ya hay un número suficiente de ellos para reconocer dónde, cuándo y cómo se forman los agujeros negros más comunes. Nuevas observaciones con el telescopio espacial Hubble respaldan la teoría de que el agujero negro no precede al nacimiento de una galaxia, sino que evoluciona con la misma. Se alimentan del mismo colapso interno de gas que produce la formación de estrellas en la galaxia.

Más información

Fuente de energía

Los hallazgos demuestran que cuanto mayor es la galaxia, mayor es el agujero negro central, la masa extremadamente densa con una atracción gravitatoria tan poderosa que absorbe todo lo que se encuentre a su alrededor y no permite que nada escape, ni siquiera la luz.Una de las sorpresas más intrigantes es que el típico agujero negro, grande o relativamente pequeño, tiene invariablemente una masa equivalente a las dos décimas partes del 1% de la masa de la región central de alta densidad, o bulbo de la galaxia. La razón por la cual dicha proporción se mantiene en tantos ejemplos sigue siendo un misterio.

Evolución

Otra pauta que se obtiene de las observaciones es que los agujeros negros de mayor densidad -aquellos con masas comprimidas superiores a mil millones de veces la masa del Sol- parecen desarrollarse sólo en las galaxias con forma elíptica, con densos bulbos centrales llenos de estrellas. Las galaxias espirales, como la vecina de nuestra Vía Láctea Messier 33, no tienen agujeros negros observables. Y las galaxias con pequeños bulbos, como la Vía Láctea, tienen pequeños agujeros negros con masa equivalente a unos cuantos millones de soles.

"Por primera vez, podemos plantear serias limitaciones a la relación entre la formación de la galaxia y la formación y crecimiento de los agujeros negros", explica John Kormendy, de la Universidad de Tejas en Austin, miembro de un equipo internacional de astrónomos que informó recientemente de los últimos hallazgos en una reunión de la Sociedad Astronómica Estadounidense celebrada en Rochester.

El equipo anunció el descubrimiento de otros ocho agujeros negros de gran densidad en centros galácticos, basándose en las observaciones del nuevo espectrógrafo instalado recientemente en el telescopio Hubble.

Aunque los objetos en sí no se pueden detectar, porque ninguna radiación escapa a su gravedad, su presencia se puede deducir midiendo las velocidades de los discos de gas atrapados en las garras de los agujeros negros, como el agua que se arremolina alrededor de un desagüe. Ya se han observado al menos 33 de estos objetos.

Kormendy y sus colaboradores, Karl Gebhardt de la Universidad de California en Santa Cruz y Douglas Richstone (Universidad de Michigan), explicaron en la reunión que las correlaciones entre la estructura de las galaxias y la masa de los agujeros negros eran claves importantes para comprender cómo se formaron las galaxias y cuál es la fuente de energía que hace brillar a los cuásares. Los cuásares, los emisores más brillantes en el universo lejano, son las firmas de la materia que se sumerge en el agujero negro y que alimenta su crecimiento en el centro de una galaxia joven. "Los principales acontecimientos que dieron lugar a la galaxia y los que hicieron que su agujero negro brille como un cuásar son los mismos", afirmó Kormendy.

Dicho comportamiento, explicaron los científicos, parece ser más violento en las galaxias y los agujeros negros más productivos en los que el gas hidrógeno primordial se derrumba en una densa protuberancia central que rodea un pequeño núcleo de materia, una semilla de agujero negro. Pero, por el momento, las investigaciones no han aportado claves sobre cómo se originaron los agujeros negros. "Nuestro equipo intentará resolver este misterio el próximo año, mediante la búsqueda de los agujeros negros nucleares más pequeños que podamos encontrar con el Hubble", declaró Richstone.

Analizando los nuevos hallazgos, los científicos han detectado otras dos formas en las que la evolución de la galaxia puede influir en el desarrollo del agujero negro. Aun cuando las galaxias espirales no parecen albergar agujeros negros de alta densidad, si dos galaxias de este tipo con pequeños agujeros negros chocan, la fusión produciría una galaxia espiral con condiciones para alimentar el apetito de los agujeros negros en crecimiento. Además, en algunos casos, el gas que fluye hacia el centro de una galaxia espiral podría ir creando progresivamente un "pseudo bulbo", diferentes de un bulbo primordial, en el que un agujero puede acumular masa.Gebhardt señala que los agujeros negros de mayor densidad están situados en galaxias en las que las estrellas se mueven especialmente rápido, incluso aquellas situadas fuera del campo gravitacional del agujero negro. Afirmó que ésta era una prueba firme de que la galaxia huésped experimentó un tremendo colapso en sus primeros estadios. Por tanto, la masa de un agujero negro puede decir mucho acerca de su historia.

© The New York Times News Service

Archivado En