Tribuna:CINC SEGLES

Gaia en la Universidad

Gaia es el nombre de la hipótesis propuesta por James Lovelock en 1972, según la cual nuestro planeta y la vida que alberga forman un sistema vivo cuyos componentes interaccionan entre sí. Esta hipótesis ampliaba el concepto de biosfera al incluir en él, además de todos los seres vivos, la atmósfera, el mar y los suelos. Lovelock supuso que la Tierra, si se comportaba como un ser vivo, tenía que disponer de algún mecanismo de homeostasis. Como ha declarado en numerosas ocasiones, al formular su hipótesis no introdujo ningún concepto nuevo. En el siglo XVIII, el geólogo James Hutton (1726-1...

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Gaia es el nombre de la hipótesis propuesta por James Lovelock en 1972, según la cual nuestro planeta y la vida que alberga forman un sistema vivo cuyos componentes interaccionan entre sí. Esta hipótesis ampliaba el concepto de biosfera al incluir en él, además de todos los seres vivos, la atmósfera, el mar y los suelos. Lovelock supuso que la Tierra, si se comportaba como un ser vivo, tenía que disponer de algún mecanismo de homeostasis. Como ha declarado en numerosas ocasiones, al formular su hipótesis no introdujo ningún concepto nuevo. En el siglo XVIII, el geólogo James Hutton (1726-1797) habló ya de la fisiología de la Tierra. En 1926, el ecólogo Alfred Lotka indicó que la evolución de los organismos no podía separarse de la evolución de su entorno físico. Un año más tarde, el geólogo Vladimir I. Vernadsky (1863-1945) publicaba la primera edición (en ruso) de La biosfera, una obra ya clásica, que a través los conocimientos de la biología, la geología y la química, establece un nexo entre los seres vivos y la materia de la capas externas de la corteza terrestre. Posteriormente, otros científicos, como G. Evelyn Hutchinson, Alfred Redfield o Rachel Carson, describieron la existencia de interacciones entre los seres vivos y el ambiente. La bióloga estadounidense Lynn Margulis colaboró con James Lovelock desde el principio aportando las pruebas biológicas necesarias para hacer de Gaia algo más que una hipótesis. Y Andrew J. Watson colaboró en el diseño del primer modelo matemático que se ajustaba al concepto de homeostasis.El concepto de Gaia, o quizás la metáfora usada por Lovelock al considerar la Tierra como un ser vivo, despertó la intolerancia de algunos científicos y la incomprensión de algunos divulgadores. Los unos y los otros no supieron ver la base científica que se escondía bajo la metáfora; en cambio, vieron en ella connotaciones teleológicas, la Tierra como una entidad superior con capacidad para decidir qué era mejor para su salud. No obstante, con los años Gaia maduró y se hizo "respetable", adjetivo que le atribuyó la revista Science en 1988, cuando la American Geophysical Union celebró su primer congreso sobre la hipótesis de Lovelock (el segundo es el que se celebra ahora en Valencia). En marzo de 1988, en San Diego (California, EE UU) más de ciento sesenta participantes -unos favorables a la hipótesis, pero otros contrarios a ella- discutieron sobre diferentes aspectos de Gaia: su base teórica, la crítica aportada desde el darwinismo, los procesos biogeoquímicos, los modelos matemáticos que se le pueden aplicar; incluso los posibles efectos de catástrofes, el intento de extrapolación del modelo gaiano a Marte o algunos aspectos filosóficos de la hipótesis.

En los doce años transcurridos, la respetabilidad de Gaia ha ido en aumento. La avalan tres reuniones científicas celebradas en Oxford (1995, 1997 y 1999), la fundación de una sociedad científica -The Gaia Society, presentada oficialmente en la Royal Society en 1998- con sede en una universidad británica, así como varios doctorados honorarios concedidos a Lovelock, además del Premio Volvo 1996 (equivalente al Nobel, para las ciencias ambientales) y el Premio Planeta Azul 1997. Lovelock, que para eliminar cualquier connotación esotérica de su teoría -ahora puede ya considerarse "teoría" aquella hipótesis inicial- había empezado a usar el término "geofisiología", volvió de nuevo a emplear el de Gaia. Decidió mantener el nombre de la diosa griega cuando se dio cuenta de que por fin se empezaba a comprender que Gaia no tenía ninguna relación con movimientos religiosos, esotéricos o sectarios de la Nueva Era. Explicó que él emplea Gaia en sentido metafórico de la misma manera que Richard Dawkins -por otra parte crítico de Gaia- emplea el término "gen egoista" en relación al comportamiento adaptativo que incluye el sacrificio de algunos individuos "por el bien de la especie". Dado el programa del congreso de Valencia, no cabe duda de que la respetabilidad de Gaia saldrá aún más reforzada.

Mercè Piqueras es miembro de la Societat Catalana de Biologia de Barcelona.

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