FÚTBOL La octava Copa de Europa del Madrid

El Real repite en tres años

El Madrid se equiparó ayer al Milan, los dos únicos equipos que han repetido título en las últimas diez temporadas, en que los campeones europeos se han alternado. Ya sea por el mercadeo, por la voracidad en la que ha caído el fútbol o por lo efímero que resulta cualquier proyecto ante la presión del marcador, no ha habido en la década de los noventa un equipo hegemónico en la Liga de Campeones. Al margen del Madrid, únicamente el Milan, parido por Sacchi y después afinado por Capello, ha repetido título y ha estado en el podio de una forma regular. Campeón en 1990 (ya lo había sido también en...

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El Madrid se equiparó ayer al Milan, los dos únicos equipos que han repetido título en las últimas diez temporadas, en que los campeones europeos se han alternado. Ya sea por el mercadeo, por la voracidad en la que ha caído el fútbol o por lo efímero que resulta cualquier proyecto ante la presión del marcador, no ha habido en la década de los noventa un equipo hegemónico en la Liga de Campeones. Al margen del Madrid, únicamente el Milan, parido por Sacchi y después afinado por Capello, ha repetido título y ha estado en el podio de una forma regular. Campeón en 1990 (ya lo había sido también en 1989) y 1994 y finalista en 1993 y 1995, dejó como recuerdo una manera de jugar que el propio equipo italiano ha sido incapaz de reproducir.La Juve de Lippi pareció una alternativa sólida cuando alcanzó el campeonato en 1996 frente al Ajax. Al año siguiente, sin embargo, el equipo italiano se desplomó desde el banderín de córner frente al Borussia Dortmund para volver a caer en la siguiente edición frente al Real Madrid, al que le alcanzó un gol de Mijatovic para resolver la final.

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Tampoco el Barça, el Ajax y el Marsella fueron capaces de ganar las dos finales a las que llegaron. Los azulgrana, al mando de Cruyff, vencieron al Sampdoria (1992) y perdieron contra el Milan (1994); los holandeses, dirigidos por Van Gaal, le pudieron al Milan (1995) para después caer frente al Juventus (1996); y el Marsella de Raymond Goethals salió malparado frente al Estrella Roja (1991) para después derrotar al Milan (1993). El Manchester United, ganador de la pasada edición en el Camp Nou y punto de referencia en los últimos años, no ha hecho más que el Estrella Roja o el Borussia Dortmund, campeones en 1991 y 1997, respectivamente.

El Madrid, mientras, no ha perdonado en las dos finales jugadas. Ante la falta de autoridad, dada la ausencia de un equipo capaz de seguir la senda del Real de Di Stéfano (1956, 1957, 1958, 1959, 1960), del Ajax de Cruyff (1971, 1972, 1973), del Bayern Múnich de Franz Beckenbauer (1974, 1975, 1976) o incluso del Liverpool que dirigía Bob Pasley (1977, 1978 y 1981), para no hablar del Inter de Luis Suárez (1964, 1965), del Benfica (1961 y 1962; Eusebio no jugó en la final contra el Barça); o del Nottingham Forest de Brian Clough (1979, 1980), el Madrid ha sido el mejor a corto plazo. No ha necesitado de un proyecto, de un entrenador de renombre, ni de un juego inequívoco, para triunfar. Le ha bastado con saber adaptarse a las circunstancias a partir de buenos futbolistas. Aquí te pillo, aquí te mato.

Corren nuevos tiempos. Nadie como el Madrid ha respondido a la exigencia de la victoria por encima de cualquier asunto. La tormentosa temporada blanca acabó con la octava por el mismo camino que ya obtuvo la séptima. El Valencia parecía tan fiero y saludable futbolísticamente como entonces el Juventus y resulta que el Real le goleó con comodidad y estruendo. El oficio y el escudo pesaron mucho más que la ilusión, y el Madrid lleva ya dos títulos europeos en tres años.

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