Reportaje:MUJERES

Malos tratos, igual a tortura

La violencia doméstica sigue haciendo estragos pese a los esfuerzos de las instituciones y organizaciones de la sociedad civil para combatir esta lacra social. Si en todo el año pasado los malos tratos se cobraron en España cerca de 70 víctimas, en los cuatro primeros meses del año 2000 han muerto ya 23 mujeres y 9 menores por esta causa, según datos del Consejo de la Mujer de la Comunidad de Madrid.Y la pesadilla no cesa, aunque a veces sus consecuencias no llegan a ser fatales. Ayer mismo, la policía detuvo en Valladolid a un joven de 25 años acusado de abofetear a su compañera y de arro...

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La violencia doméstica sigue haciendo estragos pese a los esfuerzos de las instituciones y organizaciones de la sociedad civil para combatir esta lacra social. Si en todo el año pasado los malos tratos se cobraron en España cerca de 70 víctimas, en los cuatro primeros meses del año 2000 han muerto ya 23 mujeres y 9 menores por esta causa, según datos del Consejo de la Mujer de la Comunidad de Madrid.Y la pesadilla no cesa, aunque a veces sus consecuencias no llegan a ser fatales. Ayer mismo, la policía detuvo en Valladolid a un joven de 25 años acusado de abofetear a su compañera y de arrojarla contra una pared. La víctima sufrió heridas de diversa consideración que requirieron atención médica.

Los escalofriantes datos del Consejo de la Mujer se hicieron públicos ayer, un día después de conocerse una ejemplar sentencia que abre las puertas a una lucha más decidida contra los malos tratos, con castigos más duros para estas conductas. La resolución judicial dictada por la Sección Tercera de la Audiencia de Barcelona considera la violencia contra las mujeres en el seno familiar como un trato vejatorio para el género femenino, por lo que se puede aplicar un delito equiparable al de torturas físicas y psíquicas. El tribunal considera que la violencia familiar contra las mujeres supone un atentado contra su integridad moral, a la que se "desprecia", y se "considera inferior al hombre y, por tanto, "está obligada a someterse al dictado de éste".

Se trata de la primera vez que en España una audiencia sienta jurisprudencia en este terreno. La sentencia, que no puede ser recurrida, confirma una resolución del Juzgado Penal número 3 de Barcelona, cuyo titular, Santiago Vidal, condenó a un hombre por humillar a su pareja, al golpearla, amenazarla de muerte e introducir su cabeza en la taza del retrete, entre otras vejaciones. Los hechos ocurrieron en junio de 1998. El acusado también fue condenado a seis fines de semana de arresto por una falta de lesiones, y a pagar a la víctima 530.000 pesetas. La resolución de la Audiencia confirma la pena impuesta en su día por el juzgado.

El juez condenó a un año de prisión al procesado, Sergio Peregrín Sala, de 29 años, por un delito contra la integridad moral de las personas, recogido en el capítulo de torturas del artículo 173 del Código Penal y que hasta ahora se solía utilizar únicamente en casos de violencia policial.

Vidal, al carecer de precedentes en la jurisprudencia española, tuvo que buscar derecho comparado en el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos y en el Convenio Europeo de los Derechos Humanos de 1950. La sentencia de la Sección Tercera de la Audiencia de Barcelona argumenta que humilla a la mujer para forzar su voluntad y conseguir "su sometimiento por medio del miedoa que nace en la mujer, y ello, evidentemente, encaja en lo que se define como violación de la integridad moral", agrega la sentencia.

Tras conocer que la Audiencia había confirmado su resolución, Santiago Vidal consideró que la decisión es "un paso adelante", y animó a la fiscalía a formular más acusaciones por delitos contra la integridad moral. El magistrado cree que sentencias similares a la suya permitirían "acabar con la impunidad" de muchos de estos casos que acaban en "multas irrisorias" o absoluciones.

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