Tribuna:

Cinco años

"España necesita a Madrid. Si Madrid no existiera habría que inventarla". Esta frase de Azaña resume la idea que la Segunda República tenía de la capital. Indalecio Prieto puso en marcha proyectos en los que trabajaron varios arquitectos, entre ellos Secundino Zuazo, autor de la Casa de las Flores, "porque por todas partes estallaban geranios", como escribió uno de sus inquilinos, Pablo Neruda.El escritor José Esteban acaba de publicar un estudio sobre el Madrid de la República, de 1931 a 1936. Las ilusiones que despertó el 14 de abril se plasmaron en realizaciones importantes en la capital: l...

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"España necesita a Madrid. Si Madrid no existiera habría que inventarla". Esta frase de Azaña resume la idea que la Segunda República tenía de la capital. Indalecio Prieto puso en marcha proyectos en los que trabajaron varios arquitectos, entre ellos Secundino Zuazo, autor de la Casa de las Flores, "porque por todas partes estallaban geranios", como escribió uno de sus inquilinos, Pablo Neruda.El escritor José Esteban acaba de publicar un estudio sobre el Madrid de la República, de 1931 a 1936. Las ilusiones que despertó el 14 de abril se plasmaron en realizaciones importantes en la capital: la prolongación de la Castellana, el proyecto de los Nuevos Ministerios, la inauguración del aeropuerto de Barajas y, sobre todo, la construcción de la Ciudad Universitaria, iniciada por la monarquia. Madrid vive entonces un gran momento. Las dos décadas que preceden al comienzo de la guerra constituyen una época de grandes creadores. Coinciden en Madrid escritores y artistas, pensadores y científicos de las tres generaciones que formaron la Edad de Plata, según otros, la Segunda Edad de Oro, de la cultura española.

La "independencia de juicio y libertad de espíritu" del Madrid de los cinco años a que se refiere el libro se manifiesta en la Residencia de Estudiantes, centro no sólo de la poesía, sino también de la ciencia; en el Ateneo, que había sido cerrado por la dictadura; en la creación de cinco mil bibliotecas rurales; en la aprobación del voto femenino. También se promulga la ley del divorcio y se declara abolida la pena de muerte, que se restablecerá en 1934. En el paseo de Recoletos se celebra la I Feria del Libro con gran éxito popular.

Esteban describe la historia política, pero también la vida cotidiana de la capital. Habla de los teatros, de las tertulias, de los equipos de fútbol, de las corridas de toros. En el 36 termina, dice, el "Madrid republicano" y empieza el "Madrid del no pasarán", que será, pasados los años de la guerra, en los versos de Dámaso Alonso "una ciudad de un millón de cadáveres, según las últimas estadísticas".

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