Reportaje:

El oro de secano

La última idea del Instituto Tecnológico de Desarrollo Agrario, dependiente de la Dirección General de Agricultura de la Comunidad, puede hacer temblar parte de la economía de países como Italia y Grecia, donde nuestro país se deja cada año una millonada en adquirir pistachos. La Administración regional pretende cultivar pistachos en los terrenos baldíos de los campos de Madrid, donde difícilmente sobrevive el tomillo. En el instituto están convencidos de que las bondades de este fruto no se limitan sólo a satisfacer los paladares de los consumidores, sino que también pueden servir para resarc...

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La última idea del Instituto Tecnológico de Desarrollo Agrario, dependiente de la Dirección General de Agricultura de la Comunidad, puede hacer temblar parte de la economía de países como Italia y Grecia, donde nuestro país se deja cada año una millonada en adquirir pistachos. La Administración regional pretende cultivar pistachos en los terrenos baldíos de los campos de Madrid, donde difícilmente sobrevive el tomillo. En el instituto están convencidos de que las bondades de este fruto no se limitan sólo a satisfacer los paladares de los consumidores, sino que también pueden servir para resarcir los bolsillos de un buen puñado de agricultores madrileños. Que los hay, por increíble que pueda parecerles a los urbanitas. Las cuentas hechas desde el organismo regional son claras. Por un lado, la demanda: España se ha convertido en los últimos años en el tercer importador europeo de pistachos, tras Alemania y Francia. Por otro, la salida comercial que tiene este producto: cada kilo de pistachos le reporta al agricultor 516 pesetas, aunque después se comercialice en el mercado a 1.200 pesetas. También se han tenido en cuenta las posibilidades de éxito en los terrenos secos, rocosos y tórridos, donde pocos frutales prosperan. Apoyan estas tesis el hecho de que los suelos de los principales países productores de pistachos del mundo poseen este tipo de terrenos (Túnez, Irán, Siria, Turquía, Afganistán, India, Pakistán, Grecia e Italia).

Fernanda Serrano, directora del instituto, explica que este árbol frutal prospera en tierras secas porque la raíz del fruto "busca el agua más profunda del terreno". Además, resiste las fuertes heladas de Madrid porque su fruto florece en el último tercio de la primavera, a finales de mayo, lo que "propicia que los hielos no afecten al árbol".

Con estos datos en la mano, en dos fincas propiedad del Instituto Tecnológico de Desarrollo Agrario, situadas en Arganda y Aranjuez, se ensaya desde hace un año el cultivo de la Pistacia en distintos tipos de suelos, de secano y de regadío, por goteo. El trabajo en las fincas consiste en "enraizar el árbol para luego dárselo a los agricultores y que lo planten" en su terreno. El potencial económico del fruto para los agricultores que decidan su cultivo es "claro y convincente", asegura Fernanda Serrano. Un árbol puede vivir hasta 300 años. Con uno solo de estos ejemplares de ocho años de edad se pueden cosechar hasta seis kilos de pistachos, y con uno de 50 años se consiguen 60 kilos. Los estudios también se han hecho por hectáreas. El rendimiento medio de un árbol adulto puede ser de 20 a 30 kilos; en una hectárea se pueden llegar a cosechar 12.000 kilos.

La idea de ensayar el cultivo de pistachos en Madrid rondaba la cabeza de Francisco Parrales, encargado general de la finca que el ITDA posee en Arganda, desde hace cinco años, tras ver en televisión un reportaje sobre una investigación que se estaba realizando en Ciudad Real. Cuatro años más tarde, el proyecto se está desarrollando en Madrid.

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