Crítica:ROCK - DOVER

Oficio

Para celebrar los 300.000 ejemplares vendidos de su tercer elepé, Late at night, el cuarteto madrileño ha tenido que ampliar su oferta hasta a tres conciertos consecutivos, dado el precoz agotamiento de entradas que sobrevino a los pocos días de ponerse a la venta las correspondientes a las dos primeras fechas. Dover continúa en la buena estela de ventas y popularidad que ha guiado su carrera desde el principio y, de momento, la respuesta está asegurada.Para calentar el ambiente, otra banda de la capital, Super Skunk, ofreció 45 minutos de rap rock fuerte, arrogante, peleón y lleno de tacos....

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Para celebrar los 300.000 ejemplares vendidos de su tercer elepé, Late at night, el cuarteto madrileño ha tenido que ampliar su oferta hasta a tres conciertos consecutivos, dado el precoz agotamiento de entradas que sobrevino a los pocos días de ponerse a la venta las correspondientes a las dos primeras fechas. Dover continúa en la buena estela de ventas y popularidad que ha guiado su carrera desde el principio y, de momento, la respuesta está asegurada.Para calentar el ambiente, otra banda de la capital, Super Skunk, ofreció 45 minutos de rap rock fuerte, arrogante, peleón y lleno de tacos.

La banda, que también jugaba en casa, estuvo convincente y directa en la presentación de las canciones de su segundo disco, Planeta azul, que les sitúa con todo derecho en la primera plana del rock alternativo español.

Dover Dover + Super Skunk

Sala La Riviera. 1.800 pts. Madrid, viernes 7 de Abril.

Dover apareció en escena en medio del alboroto generalizado por parte de un público que ha visto pasar la mayor parte de su veintena de edad a lo largo de la convulsa década pasada. Muchos de ellos conocían perfectamente el repertorio de la noche y no dejaron pasar un trozo de letra sin desgañitarse en el acompañamiento.

El grupo de las hermanas Llanos muestra una solidez en directo envidiable. El sonido y el modo de tocar de Amparo encuentra los riffs con mayor rotundidad, aunque los solos continúan siendo simplones y ruidosos. La base rítmica mantiene una contundencia ejemplar, sin dejar un resquicio a la debilidad y persiguiendo hacer galopar las canciones como si de potros desbocados se tratase.

Aplomo

En cuanto a la solista, si bien se muestra bastante más contenida en cuanto a enloquecimiento escénico, también hace gala del aplomo que da la experiencia, el montón de conciertos sobre sus escuetas espaldas.

Hay más oficio, qué duda cabe, aunque lo cerrado de sus canciones y la personalidad retraída e intensa de la cantante tampoco le permiten añadir demasiadas novedades a lo que ha venido haciendo desde siempre.

En cuanto a las canciones, fue una larga lista que incluía gran parte de los temas de su discografía, con lo que las explosiones de júbilo por parte de los asistentes estaban aseguradas.

Los mejores tramos del concierto de anoche correspondieron a Devil came to me, Serenade, Cherry Lee y D.J.

No obstante, para quien no está tan entregado al proyecto que propone Dover, hay exceso de linealidad en tonos, arreglos y melodías, y se echa de menos, más que nunca, alguna salida imaginativa que aporte novedades a una fórmula que ya tiene unos añitos y que, como todo en esta vida, también podría ser susceptible de evolucionar en alguna dirección que causase sorpresa o, cuando menos, un leve arqueo de cejas.

Nada que objetar, pues, al vibrante concierto ofrecido ayer en Madrid por la banda de rock español que más discos ha vendido en activo. Las cifras mandan y los asistentes se divirtieron de lo lindo, aunque algunos siempre piden más. También están en su derecho.

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