Crítica:FLAMENCO - CUMBRE DE MURCIA

Dos registros distintos del baile

Quizá lo que más me interesó de esta cumbre, por ser lo más nuevo, fue el espectáculo del Ballet Español de Murcia, que dirigen Carmen y Matilde Rubio, quienes desde hace 15 años forman bailarinas y bailarines en su centro de enseñanza, y muy bien por lo que vimos aquí la noche del viernes. Presentaron un grupo de bailaoras homogéneo, disciplinado y de gran calidad, con solistas que bailan muy bien. No se trata, pues, del grupo de baile salido de una academia, sobre el que siempre abrigamos alguna clase de reserva, quizá injustificadamente.No es éste el caso. Las hermanas Rubio ofrecieron un p...

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Quizá lo que más me interesó de esta cumbre, por ser lo más nuevo, fue el espectáculo del Ballet Español de Murcia, que dirigen Carmen y Matilde Rubio, quienes desde hace 15 años forman bailarinas y bailarines en su centro de enseñanza, y muy bien por lo que vimos aquí la noche del viernes. Presentaron un grupo de bailaoras homogéneo, disciplinado y de gran calidad, con solistas que bailan muy bien. No se trata, pues, del grupo de baile salido de una academia, sobre el que siempre abrigamos alguna clase de reserva, quizá injustificadamente.No es éste el caso. Las hermanas Rubio ofrecieron un programa sumamente atractivo, resuelto con inteligencia e imaginación. Sin querer inventar "lo nunca visto", los estilos clásicos del flamenco son abordados con una feliz simbiosis de respeto a lo tradicional y aporte de ideas con una importante carga creativa. La farruca, por ejemplo, baile habitualmente masculino, aquí la hacen tres mujeres en clave, además, de gran sensualidad. Los distintos temas, concebidos con sobriedad, huyendo del tópico, de los bloques simétricos, de la mecánica rutinaria, se apoyan en una música excelente creada e interpretada por Carlos Piñana.

VII Cumbre flamenca Cante: El Cabrero

Toque: Manuel de Palma. Baile: Ballet Español de Murcia. Compañía de baile de Antonio El Pipa. Teatro Romea, 31 de marzo y 1 de abril.

El Cabrero, en su línea habitual, hizo un largo recital salpicado de sus personales decires: "Siguiriyas antiguas, sin piedad", "qué bien se entienden el cante y el berreo de las cabras". En general hizo un cante digno, brillando en temas como las malagueñas, el soneto de Borges y las tonás.

El sábado cerró la cumbre Antonio el Pipa con sus gentes de Jerez; entre ellas, la estupenda bailaora María del Mar Moreno y su tía Juana Fernández, quien le cantó la soleá con su voz imposible, pero con jondura admirable. Espectáculo con el que triunfan siempre a lo grande, impregnado del aire de Jerez, en el que Antonio baila buen número de temas con su entrega sin fisuras, su elegancia y su grácil repertorio de recursos.

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