Dagoll Dagom se alía con Santiago Auserón para su nuevo espectáculo teatral, 'Cacao' La obra, sobre un antiguo 'progre' desencantado, se basa en las historietas de Lauzier

Dagoll Dagom, uno de los grupos señeros del teatro catalán, estrenará la semana próxima en el teatro Victoria de Barcelona su nuevo espectáculo, Cacao, para el que la veterana -25 años ya- compañía cuenta con la complicidad de Santiago Auserón. La obra, basada libremente en las historietas del autor de cómic francés Gérard Lauzier -que inspiraron ya uno de los más recordados montajes de Dagoll Dagom, Glups!-, es una ácida y trepidante comedia musical con 12 canciones con música y letra de Auserón y su heterónimo Juan Perro. El protagonista de Cacao, explica el director del montaje, Joan Lluís ...

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Dagoll Dagom, uno de los grupos señeros del teatro catalán, estrenará la semana próxima en el teatro Victoria de Barcelona su nuevo espectáculo, Cacao, para el que la veterana -25 años ya- compañía cuenta con la complicidad de Santiago Auserón. La obra, basada libremente en las historietas del autor de cómic francés Gérard Lauzier -que inspiraron ya uno de los más recordados montajes de Dagoll Dagom, Glups!-, es una ácida y trepidante comedia musical con 12 canciones con música y letra de Auserón y su heterónimo Juan Perro. El protagonista de Cacao, explica el director del montaje, Joan Lluís Bozzo, es un antiguo progre que simboliza el desencanto de toda una generación.

"Para explicarlo de una manera clara", señala Bozzo en la platea del Victoria, junto a la mesa de dirección dispuesta para los ensayos, "nos hemos quedado patidifusos con American Beauty: parece que nos hayamos puesto de acuerdo. Hay muchos puntos de contacto entre la película y nuestro espectáculo, el humor sarcástico, el personaje protagonista...". En Cacao, prosigue Bozzo, ese protagonista es el actor Ferran Rañé, que intepreta a Jeroni, un tipo de 48 años, alto ejecutivo de una poderosa empresa de seguros, un hombre que 25 años atrás se consideraba llamado por la izquierda militante y que actualmente se encuentra desencantado y desubicado, con su gran coche, su trabajo y su chalet adosado. Él, que siempre soñó con dedicarse al cine comprometido y ser el Bertolucci catalán. Hasta tiene empleada doméstica dominicana... El reencuentro con un viejo amigo cubano al que conoció en su día en un viaje a Cuba para participar en la zafra de apoyo a Fidel Castro, provoca un cataclismo en su vida. Los dos amigos van a una discoteca de salsa y allí conocen a una cantante..."El tema es el tiempo que pasa, la juventud que se pierde, las oportunidades, los sueños, los ideales derrotados", apunta Bozzo. Pero que nadie piense en una elegía: "Se ríe mucho, la obra es de un humor corrosivo, muy ácido, pero muy divertida; eso era un imperativo fiel a nuestra idea de hacer un teatro para una amplia mayoría".

El director subraya que Cacao, que está previsto que se mantenga en cartel en Barcelona hasta el próximo verano para luego ir de gira por el resto de España, recalando en Madrid, "habla del aquí y ahora", algo que el teatro actual, en su opinión, está dejando de hacer. "Envidio mucho al cine por su capacidad de afrontar cuestiones de actualidad, cotidianas, independientemente de cuál sea la aproximación genérica que haga. El teatro está muy dormido en eso, en parte por la obsesión por el teatro de repertorio, ese ir bajando de la estantería a los clásicos: ahora un Chéjov, ahora un Ibsen, algo enormemente aburrido".

Cacao, dice Bozzo, es un espectáculo de autoría compartida: "Parte es de Lauzier, pero parte es nuestra, introducimos personajes nuevos y todo un tema, el de la multietnicidad, que no estaba en el original".

De la colaboración con Santiago Auserón, Joan Lluís Bozzo explica: "Como el espectáculo debía tener música de dos mundos, el caribeño y el de aquí, se nos ocurrió hablar con Auserón, que con Radio Futura y con su heterónimo Juan Perro había tocado muy bien esa fusión de son cubano y rock. Nosotros somos unos grandes admiradores de Radio Futura, a la que consideramos la mejor banda del rock español, y también nos gusta mucho Juan Perro, así que vimos que los necesitábamos a los dos. Auserón se mostró muy sorprendido por la oferta; no nos conocíamos personalmente y él no se había planteado trabajar para la escena, pero en seguida se dejó seducir por el proyecto". El músico pensó al principio que era una broma.

Bozzo indica que Cacao no es un musical. "Es una obra de teatro con canciones, es decir, no es una historia que se explica cantando, sino en la que hay canciones".

El reparto lo componen 13 actores, acompañados por 8 músicos en directo. También hay varios números coreográficos.

Dagoll Dagom recupera para Cacao a algunos de sus actores históricos: Ferran Rañé, que actuó en algunos montajes emblemáticos de la compañía, y también al actor Pepe Rubianes, que participa en el montaje en el insólito papel de ayudante de dirección para asesorar con su inigualable experiencia cubana.

El mundo de la inmigración sube a escena

En Cacao tiene un papel fundamental la inmigración caribeña en España. Sus problemas de integración, de desarraigo, de arreglo de documentos, forman parte del argumento de la obra, en la que se habla de la convivencia interracial y del racismo latente, y se mencionan en concreto la Ley de Extranjería y los disturbios racistas de El Ejido. "Por primera vez en el teatro de este país se abordan esas cuestiones desde una multietnicidad total, con actores de los dos mundos y con una fusión también en el aspecto musical a base de ritmos caribeños y rock", explicó el director Joan Lluís Bozzo, que se remitió al ejemplo del padre Peter Brook, con sus elencos multirraciales y su uso de elementos escénicos y musicales de diferentes culturas. En correspondencia con el planteamiento de la obra, el espectáculo es bilingüe, con parte en castellano y parte en catalán. Del reparto, seis actores son cubanos, entre ellos Allen Euclides, actor en una película de Icíar Bollaín -Flores de otro mundo-. "Tenemos que aprender a manejarnos con la diversidad, también en el campo artístico", destacó Bozzo.

Cacao, con un presupuesto de unos 50 millones de pesetas, es una producción media en el repertorio de Dagoll Dagom, que ha realizado musicales de gran formato como Mar i cel y Flor de nit, con libreto de Manuel Vázquez Montalbán. Sobre el género del musical, tan en boga en España, puntualiza Bozzo: "No nos interesa el musical de importación, traer o reproducir aquí exactamente el musical que triunfa en Broadway; eso, que nos parece muy legítimo, lo dejamos para otros. Lo nuestro es la creación. Desde los años ochenta hacemos nuestro propio musical, creado aquí y sobre temas de aquí".

Dagoll Dagom se sitúa en el teatro privado. La empresa TresXTres, integrada por la compañía que dirigen Bozzo, Anna Rosa Cisquella y Miquel Periel, más El Tricicle y la productora Anexa, gestiona dos teatros en Barcelona, el Victoria y el Poliorama. Bozzo, un hombre muy crítico con el Teatre Nacional de Catalunya (TNC), de la Generalitat, y el proyecto de la Ciutat del Teatre, del Ayuntamiento de Barcelona, se queja del desequilibrio entre los medios de que dispone el teatro público en comparación con el privado, y propugna un reparto más equilibrado del dinero público que se dedica al sector.

Del estancamiento del público teatral en Barcelona, que el año pasado volvió a quedarse bajo la barrera de los tres millones de espectadores, según los datos de la asociación de empresas de teatro en Cataluña, dijo que pese a todo es optimista. Y apuntó que la cartelera barcelonesa es comparable a las de las grandes ciudades europeas.

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