El diario de Almodóvar

El realizador ofrece este domingo y el próximo en 'El País Semanal' su visión lúcida y divertida sobre el 'todo Hollywood'

Entre el 8 y el 25 de enero, Pedro Almodóvar se reencontró con uno de sus placeres públicos, la escritura -Paty Diphusa siempre en el recuerdo-, para dejar de nuevo sobradas muestras de su ingenio y capacidad de observación sobre todo lo que le rodeaba. Una divertida y lúcida mirada a las capitales del imperio con un estilo intransferible, esa seductora mezcla de Capote y Chus Lampreave, de la que les ofrecemos una selección. - 8 de enero

Aeropuerto de Barajas. Hago mi entrada en el hall principal exhausto, con gafas oscuras y dos grandes maletones, además del bolso de mano, regalo de L...

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Entre el 8 y el 25 de enero, Pedro Almodóvar se reencontró con uno de sus placeres públicos, la escritura -Paty Diphusa siempre en el recuerdo-, para dejar de nuevo sobradas muestras de su ingenio y capacidad de observación sobre todo lo que le rodeaba. Una divertida y lúcida mirada a las capitales del imperio con un estilo intransferible, esa seductora mezcla de Capote y Chus Lampreave, de la que les ofrecemos una selección. - 8 de enero

Aeropuerto de Barajas. Hago mi entrada en el hall principal exhausto, con gafas oscuras y dos grandes maletones, además del bolso de mano, regalo de Louis Vuitton. Me dirijo al stand de Iberia. En el corto camino, varios pasajeros con inexplicable cara de fiesta popular me gritan entusiasmados: "¡A por el Oscar!". Les dedico una sonrisa idiota, no me atrevo a decirles que las nominaciones no se hacen públicas hasta el 15 de febrero, no creo que aceptaran la explicación. La cosa se repite como una consigna durante todo el tiempo que paso en el aeropuerto. Incluso el policía que controla los pasaportes me dice, como si revelara un secreto que yo intento ocultar, pero que a él naturalmente no se le pasa por alto: "¡A por el Oscar, ¿no?!". Yo vuelvo a sonreír con cierta aprensión. Los policías todavía me intimidan; ya se sabe, el efecto Pavlov.

- 9 de enero

[...] Cuando le llega el turno a John Waters, los invitados se ríen bastante con la presentación que hace de mi trayectoria. El monarca del trash defiende el resto de mi filmografía y dice que mis personajes son el tipo de gente que a él le gustaría invitar a cenar. "Como creador de personajes femeninos, Almodóvar hace que George Cukor parezca Otto Preminger". Es una de las frases que más carcajadas levanta.

- 11 de enero

Viajamos a Los Ángeles.

En el hall del hotel, Gus van Sant desayuna con dos chicos. Me quedo hablando con ellos hasta que llegue Michel. [...]

Para combatir el jet lag llamamos inmediatamente a la habitación de Penélope Cruz, que también se hospeda en el Sunset. Se quedará tres meses, hasta que termine el rodaje de Blow, una película dirigida por Ted Demme (Beautiful girls) y protagonizada por ella y Johnny Depp. Penélope ha quedado con unos amigos y nos invita a acompañarla, van a ir a jugar a los bolos.

Los amigos de Penélope son antiguos compañeros de trabajo. El director y actor Billy Bob Thornton, con el que ha rodado All the pretty horses. Matt Damon, protagonista de la película y actual nominado al mejor actor en los Golden Globe por The talented Mr. Ripley, de Minghella. A Matt le acompaña su novia, Winona Ryder. Nos relajamos enseguida. Todos estamos encantados de compartir bolos y Penélope. Winona tiene una cara preciosa, una piel blanca privilegiada para acaparar la luz, ojos, nariz y labios vivos y perfectos. Brazo gordo. (!) Me sorprende, en cine no da brazo gordo. [...]

- 14 de enero

Viajamos a Palm Springs en limusina, los cuatro. Nos instalan a Penélope y a mí en unas suites (no recuerdo el nombre del conjunto) y a Tinín y Michel en un hotel que está al cruzar la calle. Lo primero que les advierten es que son habitaciones de no fumador (de las otras ya no hay), y les obligan a firmar un papel en el que se comprometen a no fumar, si descubren lo contrario serán multados con la cantidad de 300 dólares (unas 45.000 pesetas) por la limpieza de la habitación.

Alucinamos cuando nos lo dicen. Ya que sale el tema, Penélope nos cuenta que ella también ha tenido que firmar, en su contrato como actriz, una cláusula por la que se compromete a no acosar sexualmente a nadie en los lugares del rodaje. En este país hay tal paranoia con los pleitos que el estudio teme que los denuncien subsidiariamente a ellos. Alucinamos again.

- 18 de enero

Antes de instalarme en mi mesa abrazo a John Turturro, adorable como siempre; comparte mesa con sus compadres Susan Sarandon y Tim Robbins. [...] Acabo de ver a Anthony Minghella. Me echo en sus brazos, mide exactamente la mitad que Tim Robbins y está más gordo que yo. [...]

Pollack me presenta al interesante Kevin Spacey, sin premio esta noche pero con un morbo que te cagas. Nos decimos las dos frases protocolarias: "Me encanta tu trabajo y me encantaría trabajar contigo".

- 22 de enero

Pienso asistir (aunque me sienta fatal) a la que organiza Phoenix Pictures, una fiesta preglobo que ya es tradición.

Hay mucha gente, más ejecutivos que estrellas, pero lo que más impresiona es la vivienda. Pertenece a uno de los socios de Phoenix Pictures.

La casa, lo correcto sería llamarla palacio, o gran villa, es copia de una mansión fiorentina, ¿o florentina?, mandada hacer a propósito por su primer propietario, el actor silente Harold Lloyd. Volvemos a coincidir con Kevin Spacey y Cloë Sevigny. También están Michael Nyman, Jon Bon Jovi y Michel York. [...]

A pesar de que la situación es rica en futuros temas de conversación y en comida, yo quiero recogerme pronto. El dueño de la casa me pide que espere, dentro de unos minutos vendrá el presidente, "y así le conoces". El presidente de qué compañía, pregunto. Me mira como si yo bromeara. El presidente de Estados Unidos, Clinton. Dice. [...]

Por fin, gran revuelo de hombretones, murmullos, amontonamiento de invitados, y allí está él. Es alto y sonrosado, no puedo decir más. No sé si está avergonzado de sí mismo, o que el rosa es el color natural de su piel. El anfitrión me busca con los ojos, acudo de la mano de Penélope. Me presentan, no creo que se entere de mi nombre, le digo: me llamo Pedro Almodóvar y hago películas de hora y media. Le presento a Penélope. Se dan la mano. Ella no dice nada.

En estos escasos segundos se resume toda nuestra experiencia con el Presidente, que se adentra en la casa envuelto en un remolino humano.

Una vez en nuestra limusina-útero, de vuelta al hotel, reflexiono: ¿por qué la presencia de los presidentes te deja un sabor acre, de clara insatisfacción, en la boca?

Mi hermano insiste: igual que en Bienvenido Mr. Marshall.

- 23 de enero

Llama el médico interesándose por mi salud. Le respondo que no sé cómo me encuentro, sólo sé que es el día G.G. y yo no pienso faltar a la cita. [...] Estaba todo el mundo, y guapas-guapas (sin contar a Penélope, Halle Barry y el rostro de Winona) sólo tres: Julia Roberts. ¡Careto! Parecía que los rasgos se le iban a salir de la cara, de pura magnitud. La boca realmente no le cabe en el rostro. Cameron Díaz es como un gato precioso. De comérsela, que es lo que literalmente hacía su nuevo novio, un joven actor que sale en la película de Winona Ryder y hacía todo lo posible para que la gente se fijara en él. Dos mesas detrás estaba Michelle Pfeiffer, con gafas de leer. Una belleza [...]

Recuerdo la cara de la figuración cuando me vio subir al estrado y escuchó el consiguiente discurso, tronchándose o no dando crédito. Parte de la figuración, al menos los más cercanos al escenario, eran: Robert de Niro, W. Beatty, Annette Benning, Courtney Love, Meryl Streep, Jim Carrey, Harrison Ford, Liz Hurley, Hugh Grant, Jodie Foster, Sigourney Weaver, Alec Baldwin, Sarah Jessica Parker, Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow, Michael J. Fox, Ben Affleck, Tom Cruise, la hermana de Nicole Kidman, Billy Cristal, Julianne Moore, Matt Damon, Winona Ryder, Antonio Banderas, Melanie Griffith, Sidney Pollack, Sam Mendes, Minghella, Jack Lemmon, Shirley McLaine, Spielberg... y todo el reparto de la serie The Sopranos, la serie televisiva de la década, con James Gandolfini al frente.

No lo esperaba, cuando dijeron: Spain. All about my mother me dio tal flas que perdí el control, y convertí (o lo intenté) mi falta de control en espectáculo.

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