Reportaje:

Plátanos en lugar de inyectables

El calendario de vacunación infantil puede incluir hasta una docena y media de pinchazos en los países desarrollados. Las actuales vacunas de la gripe, las de recuerdo del tétanos (una cada 10 años) y otras para situaciones especiales también se administran mediante inyección. A veces ésta es la causa de que alguien no se vacune.Uno de los nuevos enfoques experimentales para evitar estos pinchazos y conseguir vacunas mejor aceptadas es la de utilizar plantas comestibles. La idea consiste en fabricar plantas transgénicas que produzcan la proteína antigénica que se quiere utilizar para lograr la...

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El calendario de vacunación infantil puede incluir hasta una docena y media de pinchazos en los países desarrollados. Las actuales vacunas de la gripe, las de recuerdo del tétanos (una cada 10 años) y otras para situaciones especiales también se administran mediante inyección. A veces ésta es la causa de que alguien no se vacune.Uno de los nuevos enfoques experimentales para evitar estos pinchazos y conseguir vacunas mejor aceptadas es la de utilizar plantas comestibles. La idea consiste en fabricar plantas transgénicas que produzcan la proteína antigénica que se quiere utilizar para lograr la inmunización contra una enfermedad, explica Pere Puigdomènech, director del Instituto de Biología Molecular de Barcelona.

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Para este investigador del Consejo Superior de investigaciones Científicas (CSIC), con esta fórmula se pueden conseguir vacunas más fáciles de conservar y más baratas, ya que la producción agrícola resulta en principio más barata que la fabricación industrial de productos biológicos.

La obtención de vacunas comestibles ya se ha probado con éxito en la planta de la patata. Los experimentos con animales que han comido estas patatas trangénicas han demostrado que es posible producir la inmunidad (frente a la enfermedad hemorrágica del conejo). En el hombre también se ha probado recientemente y ha funcionado. Pero la patata ha sido descartada para ser utilizada en humanos porque hay que comerla cocinada y esto podría desnaturalizar las proteínas antigénicas.

La planta que actualmente parece ser la idónea para fabricar vacunas comestibles es el plátano, que resulta fácil de producir y conservar y además sería bien aceptado por los niños.

Como vía de administración alternativa para las nuevas vacunas se están investigando también los parches transdérmicos, cuyos ensayos clínicos comenzaron en 1999. Y hay además en proyecto nuevos artilugios para inocular vacunas sin aguja y de forma indolora, como es la llamada pistola génica, que proyecta las vacunas genéticas en la piel para conseguir que los genes se introduzcan en las células dérmicas.

Finalmente, también se investigan nuevas vacunas combinadas con el fin de administrar el mayor número de vacunas de un solo pinchazo. Las próximas serán las vacunas hexavalente y heptavalente.

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