"Somos pueblo y tenemos que defender al pueblo"

La tibieza de las tres armas quedaba de manifiesto en las primeras reacciones castreses tras la toma del Congreso. El general Carlos Moncayo, jefe de la Primera División del Ejército dijo estar "con la Constitución" aunque sin "oponernos ni causar daños al pueblo".Y los coroneles sublevados se declararon pueblo. "Somos pueblo y tenemos que defender al pueblo. No podemos seguir siendo utilizados, siendo manipulados como en ocasiones anteriores", señaló el autoproclamado presidente Gutiérrez desde el hemiciclo, acompañado por la vanguardia más guerrera de una concentración de más de 7.000 indíge...

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La tibieza de las tres armas quedaba de manifiesto en las primeras reacciones castreses tras la toma del Congreso. El general Carlos Moncayo, jefe de la Primera División del Ejército dijo estar "con la Constitución" aunque sin "oponernos ni causar daños al pueblo".Y los coroneles sublevados se declararon pueblo. "Somos pueblo y tenemos que defender al pueblo. No podemos seguir siendo utilizados, siendo manipulados como en ocasiones anteriores", señaló el autoproclamado presidente Gutiérrez desde el hemiciclo, acompañado por la vanguardia más guerrera de una concentración de más de 7.000 indígenas llegados a Quito desde sus comunidades rurales en respuesta a la convocatoria a la resistencia indefinida efectuada por la CONAI. Su presidente, el quichua Antonio Vargas, cantaba victoria a media mañana: "Sabíamos que los militares estaban con nosotros". Vargas y el abogado Carlos Solórzano, ex presidente de la Corte Suprema de Justicia y los dos coroneles dirigen la junta de salvación nacional.

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El amotinamiento se produjo 11 días después de que el presidente Mahuad anunciara la dolarización de la economía, el cambio fijo de la moneda nacional, 25.000 sucres por un dólar, la congelación de los depósitos bancarios y un paquete de leyes para desarrollar el polémico modelo económico impuesto por las circustancias y una espectacular fuga de capitales. La medida, efectuada a la desesparada, trata de atajar una devaluación que en los 15 meses de su Gobierno fue superior al 200%, redujo alarmantemente la capacidad adquisitiva de los ecuatorianos y acentuó la pobreza.

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