RELEVO EN KREMLIN

Putin voló en Nochevieja a Chechenia para condecorar a los soldados rusos

El viaje del ex jefe del Servicio Federal de Seguridad anuncia tiempos de militares y "halcones"

Vladímir Putin, ex espía y ex jefe del Servicio Federal de Seguridad, tiene ahora grandes posibilidades de ganar las elecciones presidenciales anticipadas. El flamante presidente interino ha comenzado sus labores al frente de Rusia en el estilo que le caracteriza y que le ha ganado el apoyo de la mayoría de los rusos: en la Nochevieja voló, acompañado de su esposa Ludmila, a Gudermés (Chechenia) para condecorar a los soldados. Putin decidió hacer este viaje para mostrar desde el principio mismo de su mandato cuáles son los tiempos que ahora cabe esperar: tiempos de militares y halcones.
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Vladímir Putin, ex espía y ex jefe del Servicio Federal de Seguridad, tiene ahora grandes posibilidades de ganar las elecciones presidenciales anticipadas. El flamante presidente interino ha comenzado sus labores al frente de Rusia en el estilo que le caracteriza y que le ha ganado el apoyo de la mayoría de los rusos: en la Nochevieja voló, acompañado de su esposa Ludmila, a Gudermés (Chechenia) para condecorar a los soldados. Putin decidió hacer este viaje para mostrar desde el principio mismo de su mandato cuáles son los tiempos que ahora cabe esperar: tiempos de militares y halcones.

El presidente interino de Rusia realizó durante el viaje a Chechenia unas declaraciones de vital importancia: por primera vez, Vladímir Putin reconoció que la actual campaña militar no es una "operación antiterrorista", sino una guerra de reconquista para restablecer la integridad territorial de Rusia y acabar con el separatismo checheno. Verdad es que esto lo dijo ante los militares después de haber pasado el Año Nuevo en camino debido al mal tiempo: su helicóptero tuvo que regresar a la base militar de Jankalá, en Chechenia, sin poder aterrizar en Gudermés, adonde Putin y su comitiva tuvieron que viajar en coche. Allí, el lenguaje de Vladímir Putin se volvió mucho más suave cuando se dirigió a los periodistas.Ésta es una de las características más sobresalientes de Putin, que a sus 47 años se ha convertido en presidente interino de la segunda potencia nuclear del planeta. Siempre encuentra las palabras adecuadas dependiendo de quién sea su interlocutor.

Vladímir Putin cursó sus estudios secundarios en una sencilla escuela leningrandense, la 281, que estaba especializada en química. No fue un alumno brillante, como demuestran las mediocres calificaciones que sacaba, y sus maestros no lo recuerdan por nada especial, salvo porque ya desde muy niño se interesaba por el espionaje. En la biblioteca de la escuela pedía libros sobre dicho tema, y una maestra cuenta que le prestó uno que jamás le fue devuelto. "Temo recordárselo ahora", comentó la maestra por televisión.

Discreto segundo plano

En la Universidad, Putin estudió Derecho, y uno de sus profesores fue Anatoli Sobchak, que después sería alcalde de San Petersburgo. Sobchak recuerda que fue un excelente alumno y que se distinguía por su discreción: siempre se mantenía en segundo plano. Más tarde, esta relación desempeñará un papel fundamental en la carrera de Putin: ya como regidor de la segunda ciudad en importancia del país, Sobchak lo invitará a trabajar con él y le encargará el comercio exterior de la segunda ciudad más importante de Rusia.

Pero antes vendrán los años de trabajo en el KGB, primero en la entonces denominada Leningrado y después dedicado a sus labores de espionaje en Alemania Oriental, concretamente en Dresde. Regresa a Moscú; en 1990 Sobchak le nombra asesor y al poco tiempo se convierte en el segundo hombre de San Petersburgo.

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Fue en esos años cuando Putin conoció a Anatoli Chubáis, hombre clave de las reformas económicas rusas, que también trabajaba en ese entonces en la antigua capital imperial.

En San Petersburgo fue donde Putin tuvo sus primeras lecciones de gestión, y hay que decir que pasó su examen brillantemente, realizando una labor muy positiva: supervisó la creación de la Bolsa de valores local y, gracias a sus contactos mantenidos en su época de espía, atrajo a importantes firmas alemanas para que invirtieran en la ciudad a orillas del Nevá.

En 1995, en vísperas de las elecciones presidenciales, fundó la filial de Nuestra Casa es Rusia, el partido formado apresuradamente por el entonces primer ministro, Víktor Chernomirdin, y dirigió la campaña electoral. También encabezó la campaña para la reelección de Anatoli Sobchak, pero, después de la derrota de éste, cambió su residencia a Moscú, donde Chubáis lo colocó en la Administración presidencial.

Ascensión meteórica

Su ascensión fue meteórica: pocos meses después era nombrado vicejefe de la Administración y jefe del Directorio de Control del presidente; en mayo de 1998 pasa a ser primer vicejefe de la Administración de Yeltsin y dos meses después regresa al sistema del KGB, donde había comenzado su carrera profesional, al ser nombrado director del Servicio Federal de Seguridad (SFS). En marzo del año pasado se convierte en el hombre más fuerte de Rusia al ser designado secretario del Consejo Nacional de Seguridad, conservando su puesto a la cabeza del SFS. El 9 de agosto pasado, el presidente Yeltsin le pide encabezar el Gobierno y anuncia al pueblo que es su delfín para sucederle en el Kremlin.

El último día del milenio, Yeltsin le entregó la presidencia con el claro fin de aprovechar la popularidad que Putin se ha ganado con la guerra de Chechenia y garantizar su victoria en las elecciones, que ahora deberán celebrarse en marzo.

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