Israel suspenderá los bombardeos sobre Líbano si la guerrilla integrista de Hezbolá decreta un alto el fuego

ENVIADO ESPECIALIsrael está dispuesto a suspender los bombardeos sobre Líbano si en contrapartida la guerrilla integrista de Hezbolá decreta un alto el fuego. La fórmula, sugerida en el transcurso de la cumbre entre Siria e Israel celebrada en Washington la semana pasada bajo los auspicios del presidente Bill Clinton, permitiría acelerar el proceso de paz en la región y llegar a un acuerdo tripartito entre Tel Aviv, Damasco y Beirut antes del próximo verano, según se asegura en círculos diplomáticos.

El ejército clandestino de Hezbolá, fundado en 1982 para luchar contra los soldados isr...

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ENVIADO ESPECIALIsrael está dispuesto a suspender los bombardeos sobre Líbano si en contrapartida la guerrilla integrista de Hezbolá decreta un alto el fuego. La fórmula, sugerida en el transcurso de la cumbre entre Siria e Israel celebrada en Washington la semana pasada bajo los auspicios del presidente Bill Clinton, permitiría acelerar el proceso de paz en la región y llegar a un acuerdo tripartito entre Tel Aviv, Damasco y Beirut antes del próximo verano, según se asegura en círculos diplomáticos.

El ejército clandestino de Hezbolá, fundado en 1982 para luchar contra los soldados israelíes que ocupan el sur de Líbano, está siendo presionado para que abandone provisionalmente las armas y decrete un alto el fuego. Para ello, se le ofrece como contrapartida la suspensión de los bombardeos israelíes sobre el sur del país, con lo que se pondría punto final a una campaña aérea que se inició hace tres años y que se ha mostrado especialmente intensiva y despiadada desde el pasado mes de julio con la llegada a la presidencia del Gobierno israelí de Ehud Barak, que prácticamente ha enviado a diario a sus aparatos a atacar esa zona de cerca de mil kilómetros cuadrados.

El alcance de esta fórmula, "paz a cambio de paz", será sin duda estudiada hoy por el primer ministro libanés, Selim Hoss, y el ministro de Asuntos Exteriores sirio, Faruk al Shara, en el transcurso de la reunión que ambos mantendrán en Beirut para examinar el desarrollo de las negociaciones iniciadas en Washington la semana pasada y que deberán reanudarse a partir del próximo 3 de enero, de nuevo en Estados Unidos, contando seguramente con la presencia de un representante de Líbano, el ministro del Interior y titular interino de Exteriores, Michel Murr.

El aparato político de Hezbolá ha aceptado la posibilidad de decretar un alto el fuego, según se desprende de las recientes declaraciones de uno de los máximos responsables de la organización integrista, el diputado Mohamed Raad, que afirmó el pasado viernes que "si los negociadores llegan a un resultado, la resistencia

[armada] no será rechazada ni por libaneses, ni por sirios. Esta resistencia se insertará en el cuadro de una lucha estratégica contra los peligros del proyecto sionista, que nos llevarán del terreno de la guerra al de la resistencia en el campo político y económico".

Mientras se empieza a asumir con absoluta normalidad el reciclaje político de la guerrilla integrista se plantea sin embargo con intranquilidad y angustia el futuro de la milicia del Ejército del Sur de Líbano (ESL), que durante el conflicto se ha convertido en el principal aliado de las fuerzas de ocupación israelí y a cuyo sueldo se encuentran alrededor de 3.000 soldados, encabezados por el cristiano Antoine Lahad. Este veterano militar empieza ya a soñar con una tranquila y cómoda jubilación en París. El Gobierno de Tel Aviv le ha ofrecido, al parecer, una compensación de dos millones de shequels (unos 80 millones de pesetas).

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Garantías políticas

Las garantías políticas y civiles que se ha comprometido a otorgar el Gobierno de Israel a sus aliados militares, no parecen ser suficientes para estos soldados, la mayoría de los cuales se sienten ya abandonados y traicionados, lo que ha llevado a tres de ellos a dirigirse hace pocos días al Tribunal Supremo de Jerusalén pidiendo su protección para cuando llegue el repliegue israelí de la zona ocupada, previsto en principio para el 7 de julio, según ha anunciado en reiteradas ocasiones el primer ministro Barak.

El futuro de la milicia libanesa proisraelí estará condicionada por la resolución que adopte el Supremo israelí sobre el caso de estos tres soldados, al margen de los acuerdos a los que Siria, Israel y Líbano puedan llegar al respecto. No hay que olvidar que sobre esta fuerza penden sentencias condenatorias dictadas en su día por los tribunales de Beirut, ante los cuales fueron acusados de traición y rebeldía.

La sentencia del Supremo israelí mostrará también el camino tamto para los familiares de los milicianos como del resto de los ciudadanos libaneses que han permanecido durante estos años en la franja del sur de Líbano y colaborado de una manera activa y pública con Israel.

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