'EL CASO PINOCHET'

Pinochet celebra otro aniversario en Londres

El ex dictador cumple 84 años mientras ya ha comenzado el examen médico ordenado por el Ministerio del Interior

El 25 de noviembre de 1998, el general Augusto Pinochet aguardaba en su habitación del londinense Grovelands Priory Hospital el fallo de cinco jueces lores sobre su pretendida inmunidad soberana. Muy cerca del hospital, en la pista de despegue de la Fuerza Aérea, en Brize Northon, un avión calentaba motores con las maletas del general a bordo, la tarta de cumpleaños y el champaña para celebrar su 83º aniversario. Pero hacia las dos y media de la tarde, hora de Londres, su entorno familiar recibió una llamada telefónica. Había perdido la batalla de la inmunidad por tres votos contra dos. Al oír...

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El 25 de noviembre de 1998, el general Augusto Pinochet aguardaba en su habitación del londinense Grovelands Priory Hospital el fallo de cinco jueces lores sobre su pretendida inmunidad soberana. Muy cerca del hospital, en la pista de despegue de la Fuerza Aérea, en Brize Northon, un avión calentaba motores con las maletas del general a bordo, la tarta de cumpleaños y el champaña para celebrar su 83º aniversario. Pero hacia las dos y media de la tarde, hora de Londres, su entorno familiar recibió una llamada telefónica. Había perdido la batalla de la inmunidad por tres votos contra dos. Al oír el veredicto, los ojos claros del exdictador se humedecieron; una rebelde lágrima se deslizó por una de sus mejillas.Hoy, el general cumple 84 años, tras someterse al proceso judicial de su extradición a España, un túnel cuya luz final, o al menos ciertos destellos, creen atisbar los gobernantes de Chile y el entorno del ex dictador en la decisión de las autoridades británicas de ordenar, a petición de Chile, un examen médico completo para ver si sus condiciones de salud justifican una interrupción del proceso y su liberación para que pueda regresar a Santiago. El chequeo médico en Londres, según ha podido confirmar este periódico, ya empezaron a realizarse.

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De lo que existe certeza, en cambio, es de que no fue el ministro del Interior, Jack Straw, quien escribió al canciller chileno Juan Gabriel Valdés el pasado 5 de noviembre para comunicar que se aceptaba realizar, tal como propuso Chile en una carta del 14 de octubre, los exámenes médicos. Valdés, en una escala técnica en Nueva York, entre Canadá y Japón, anunció con aire triunfal que Straw había aceptado la propuesta chilena antes de considerar si existían bases para liberar a Pinochet por "razones humanitarias" o por "compasión".

Según ha podido confirmar en Londres EL PAÍS, la misiva, una cuartilla, fue enviada por Fenella Tayler, funcionaria del departamento de Extradición del Ministerio del Interior. En la misma, transmitida por nota verbal del Foreign Office a la Embajada chilena en Londres, se acepta la propuesta de Chile de examinar a Pinochet. Otra carta parecida fue enviada el mismo día, 5 de noviembre, al bufete Kingsley& Napley, encargado de la defensa del ex dictador.

El canciller chileno siempre habló de Jack Straw al explicar el presunto contenido de la carta, aunque se negó a dar a conocer la misma y tampoco dio detalles sobre quién la firmaba. Parece evidente que Valdés, perro viejo de la política, prefería invocar al ministro británico y no a una funcionaria ignota del Ministerio del Interior británico. El nombre de Jack Straw, el ministro que decidirá la suerte de Pinochet, permitía ponerse una medalla; Fenella Tayler, en cambio, es una desconocida para los medios de comunicación.

"¿Por qué pregunta por Fenella Tayler?", inquirió ayer alguien de la oficina de prensa del Ministerio del Interior ante la pregunta del periodista. "Porque tiene algo que ver con el caso Pinochet", fue la respuesta. "¿Pero considera que es algo relevante?", insistió la funcionaria. Parecía, pues, que los papeles se habían trocado. Para el canciller Valdés, Fenella Tayler es tan irrelevante que nunca habló de ella, y presentó los hechos, no sin astucia, como si la carta hubiese sido escrita por Jack Straw.

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