Editorial:

Juegos suizos

EL SUMARIO sobre el caso Torras, que instruye la Audiencia Nacional, amenaza con convertirse en una especie de "causa general" sobre la actuación de los responsables de Hacienda en Cataluña durante la década de los noventa. La presunta implicación de un inspector jefe, José Lucas Carrasco, militante del PP catalán, en el cobro de importantes cantidades -centenares de millones de pesetas-, depositadas en cuentas suizas, eleva a seis los altos funcionarios de Hacienda de Cataluña, entre activos y excedentes, involucrados bajo sospecha de cohecho.Como en el caso de Aguiar y Huguet, cuya pr...

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EL SUMARIO sobre el caso Torras, que instruye la Audiencia Nacional, amenaza con convertirse en una especie de "causa general" sobre la actuación de los responsables de Hacienda en Cataluña durante la década de los noventa. La presunta implicación de un inspector jefe, José Lucas Carrasco, militante del PP catalán, en el cobro de importantes cantidades -centenares de millones de pesetas-, depositadas en cuentas suizas, eleva a seis los altos funcionarios de Hacienda de Cataluña, entre activos y excedentes, involucrados bajo sospecha de cohecho.Como en el caso de Aguiar y Huguet, cuya proximidad personal con Borrell durante su época de secretario de Estado de Hacienda obligó a este último a dimitir como candidato socialista a la presidencia del Gobierno, el origen de los ingresos de Lucas en sus cuentas suizas apunta al entorno de Javier de la Rosa, hoy en prisión y sometido a varios procesos penales. ¿A cambio de qué? Es lo que la justicia está obligada a aclarar, tanto en lo que se refiere a este funcionario de Hacienda en Cataluña como al resto de los implicados.

En este asunto llama la atención, desde luego, la enorme proclividad a la corrupción del entorno en el que se movían profesionalmente estos funcionarios de Hacienda. Pero lo más sorprendente es la impunidad con que actuaban, a falta de unos mínimos controles internos que deberían haberse activado a las primeras sospechas. En el caso de Lucas Carrasco, propuesto por el PP catalán para el cargo de jefe de la Inspección de Cataluña tras las elecciones de marzo de 1996, el equipo de Rato tuvo al menos los reflejos de oponerse al nombramiento. Pero la Agencia Tributaria no sólo no se enteró en su día de lo que pasaba en su delegación en Cataluña, sino que tampoco ha sido capaz de depurarla una vez destapados unos casos de corrupción que se entrelazan como una cesta de cerezas. La indagación interna abierta al conocerse la implicación de Aguiar y Huguet ha defraudado las expectativas. De momento, sólo la justicia aporta algo de luz, a partir de los procedimientos seguidos en Londres contra De la Rosa, sobre la posible colusión de los responsables de un servicio regional de Hacienda con los manejos de un financiero que ha acreditado su ilimitada capacidad para corromper cuanto toca. Pero el asunto no sólo concierne a la justicia. Afecta a la credibilidad de Hacienda.

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