Crítica:FLAMENCO

Virtuosos de las percusiones

Son de Huelva, de un barrio que le llaman El Torrejón y en el que se concentra gente que no lo ha tenido fácil en la vida. Son jóvenes, y a ellos quizás les ha salvado la música.La música que hacen Los Activos es flamenca -vaya esto por delante- y utiliza como vehículo esencial de expresión las percusiones: dos que cantan, dos que bailan, una o dos guitarras ocasionalmente y una verdadera torrentera de cualquier cosa capaz de emitir sonidos que no sé si son música en sí, pero sí sé que utilizados adecuadamente son susceptibles de convertirse en música, e incluso en música de calidad.

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Son de Huelva, de un barrio que le llaman El Torrejón y en el que se concentra gente que no lo ha tenido fácil en la vida. Son jóvenes, y a ellos quizás les ha salvado la música.La música que hacen Los Activos es flamenca -vaya esto por delante- y utiliza como vehículo esencial de expresión las percusiones: dos que cantan, dos que bailan, una o dos guitarras ocasionalmente y una verdadera torrentera de cualquier cosa capaz de emitir sonidos que no sé si son música en sí, pero sí sé que utilizados adecuadamente son susceptibles de convertirse en música, e incluso en música de calidad.

Y palmas, sobre todo, esas palmas que en la percusión flamenca son fundamentales desde el principio de los tiempos. No se olvide que en los orígenes de lo jondo quizá no hubo otro acompañamiento al cante que las palmas o el golpear de nudillos sobre mostradores de tabancos o tableros de mesas. Incluso los pies de bailaoras y bailaores no han tenido muchas veces otra función que la de transmitir la percusión de sus zapateados.

Tiempo al tiempo

Grupo Los Activos. Madrid, anfiteatro Colegio de Médicos, 28 de octubre.

Los Activos utilizan sabiamente todo ese arsenal de recursos no convencionales para crear música que tampoco es convencional, pero sí convincente. Es probable que los aficionados al flamenco considerados puristas, e incluso algún sector de la crítica, despachen el arte de este grupo con una simplista sentencia desautorizándolo como todo lo que les parece no ortodoxo. Creo que se equivocan y son injustos, pues no entran a valorar realmente un trabajo muy serio de exploración de las posibilidades de las percusiones en el flamenco, trabajo en el que están demostrando talento y sensibilidad.

El flamenco no pierde su ser, aunque suene ciertamente de otra manera. No se mixtifica, no se confunde sobre la naturaleza de lo que estamos oyendo. Los estilos se mantienen reconocibles, y algunos son tan serios y jondos como la toná y la siguiriya, que canta admirablemente Lucas Vega.

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